La música clásica, ese clásico

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

28 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El pop, el rock. El rap, el jazz. Pero ¿antes? Antes y siempre, la música clásica. Juan Sebastián Bach dio el paso de gigante. ¿Cómo sería escuchar sus creaciones en las iglesias de la época? El espíritu hecho música. Pero luego hubo muchísimo más. La paleta de un millón de pintores. Los expertos en música clásica son capaces de ver colores al escucharla. Hoy, me dice un melómano, se ve más música que se escucha. Los conciertos en los grandes escenarios, las grabaciones por televisión. Pero el latido es el mismo. Después de Bach, por ejemplo, ese genio explosivo que fue Mozart. Capaz de casi todo. La sorpresa en un pentagrama. Un arcoíris de música. Pero entonces irrumpe Beethoven, el talento que fue capaz de componer la música más maravillosa siendo sordo. Un milagro. Podía componerla, porque la tenía en su cabeza. Beethoven, que tuvo una vida de perro, escribía la perfección en la novena sinfonía, donde fue más allá de los colores del arcoíris. Y, después de la novena sinfonía, todavía fue quien de escribir otras piezas prodigiosas. Un hombre castigado por el dolor. Un hombre solo. Pero un nombre clave en la historia de la música, en la historia del ser humano. Beethoven fue el Shakespeare de las notas. Fue el Van Gogh de los compositores. Hay muchas músicas, muchos ritmos, pero siempre está la música clásica como referente absoluto. Como origen. Como salida. La batuta de unos cuantos soñadores que hablan el único lenguaje capaz de calmar a las fieras.