Sardana de Chantada

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

04 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que en Galicia nos lo pasábamos tan bien como se lo pasan ahora los catalanes. En la Xunta mandaba Fraga Iribarne, cuyas dos mayores virtudes eran madrugar para llegar el primero a la oficina, poniendo en evidencia a sus conselleiros, y aprenderse de memoria la guía telefónica de Ourense (Rodríguez López, José: 988006264). Sus pretorianos eran los caciques de las diputaciones, uno de los cuales llegó a hacerse una autopista para ir a comer a su casa, como el chivo Trujillo. Fue también la época de las simpáticas luchas intestinas, boinas contra birretes, que nos dejaron por las primeras el Gaiás y por los segundos a Mariano Rajoy en la Moncloa. Y a Pérez Varela, el Almodóvar de la movida gallega, exiliado en Ecuador. O tempora, o mores. Los catalanes no se divertían tanto desde las olimpiadas de Cobi, con La Fura, Freddy Mercury, los voluntarios y, en fin? ¡Barselooona! Por eso he decidido hacerme catalán. Pero no un catalán cualquiera, que a veces butifarra y a veces cantimpalos. No, no, yo directamente de la CUP. Primero porque ustedes no me valoran como me valoro yo, y no me merecen, y segundo porque lo de la presidencia coral que propone Anna Gabriel yo no me lo pierdo por nada del mundo. Me encantará ver a los honorables presidentes empujándose para saludar primero a los mandatarios extranjeros (por ejemplo, Núñez Feijoo) o dando al alimón el discurso de fin de año de la TV3. De ahí a la Sopa de ganso de los hermanos Marx no va más que un gol de Messi. Pobriño.