Pensar en las consecuencias

OPINIÓN

16 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La reciente masacre ha convulsionado a todo el Occidente. No es retórica decir que también nosotros somos París. No es la primera vez, incluso en Francia, que se producen esos atentados. Hay por desgracia una serie de fechas que marcan nuestra historia común, de la que han constituido puntos de inflexión. El de las Torres Gemelas en Nueva York lo evidencia, con una reacción americana en Irak que cambió el status quo anterior. No hace mucho el ex primer ministro británico Blair reconoció que, aun sin rectificar el apoyo a Bush para derrocar a Huseín, no había previsto las posibles consecuencias que aquella acción bélica podría traer, que no es otra que la aparición de un atípico Estado islámico, en un mundo cuyas fronteras estaban muy determinadas. Ha surgido por una determinación unilateral, al margen de todo el orden internacional. Todavía entonces, como en otros atentados, incluido el que sufrimos en Madrid, se trataba de acciones precisas de orígenes identificables, pero no organizados por un Estado. Lo de ahora es una guerra que se libra palmo a palmo, ciudad a ciudad, y con atentados puntuales más allá del territorio ocupado. Habría que haber pensado en las consecuencias geopolíticas de aquella acción bélica, en la rivalidad de suníes y chiíes que ha llevado a aquellos a apoyar al Estado islámico. Siria es el test de esas imprevisiones y de otras tantas contradicciones políticas. EE UU aborta su intervención militar para destituir a Assad. El inicial apoyo occidental a los opositores de este finalmente se cancela al descubrir que entre ellos existen seguidores del ISIS. En la actualidad resulta que Rusia, por sus intereses, se presenta como la potencia más decidida en atacarlo como apoyo de Assad y pretende una coalición con EE. UU. que se muestra renuente al mantenimiento de aquel. La respuesta a la intervención de Francia en el conflicto ha sido la masacre de París. La consecuencia de todo ello ha sido el sobrecogedor éxodo hacia Europa de tantas personas en busca de la supervivencia. Hay muchas cosas en el complicado tablero internacional para el entendimiento entre Rusia y EE. UU., entre otras la ocupación de Crimea por aquella, para la que fue un pretexto la actuación de la UE respecto de la incorporación de Ucrania, sin pensar en sus consecuencias. Y así podrían enumerarse otras, como la participación real en la guerra civil en Libia, que terminó con Gadafi.

Sin salir de nuestro país, habría también que haber pensado en las consecuencias de haber vulnerado la Constitución con el consentido café para todos; si en ese sentido el clima de desafección creado hacia la Constitución, recrear España, no ha favorecido la desconexión catalana. En 1978 algunos sí contribuimos a que se evitara y por eso no silencio la denuncia. Hubiera sido posible evitar ese choque si se hubiese restaurado el recurso previo de inconstitucionalidad, como sugirió el Consejo de Estado en 16 de febrero de 2006.