Una radio siria cruza Europa

José María García-Lastra LÍNEA ABIERTAPERIODISTA

OPINIÓN

25 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se llama Lina Chawaf y es una joven periodista y emprendedora. Una mujer siria valiente y comprometida con su pueblo. Ella dirige Rozana Radio, una emisora que se ha convertido en la voz de los ciudadanos sirios; que cuenta la lucha por su supervivencia en un país arrasado por la guerra y la dictadura del Estado Islámico. Es, además, el medio que acompaña a los refugiados en su atormentada huida atravesando Europa en busca de la comprensión y la solidaridad que tantas veces se les niega. Lina está estos días en España porque lidera este proyecto informativo, solidario e innovador, galardonado con el Premio Mariano Cebrián a la Innovación Radiofónica, de cuyo jurado me honro en formar parte.

Rozana Radio se hace desde París y desde Turquía, pero especialmente la hacen muchos ciudadanos sirios que aportan sus testimonios, sus crónicas y escenifican ante sus micrófonos el dolor y el pánico de su situación de opresión. Muchos ya han fallecido luchando por la libertad de expresión ante el horror del EI. Una radio que se transmite por Internet y cuyos contenidos se han convertido hoy en día en el principal testigo de cargo de la situación de este pueblo sirio valiente y abnegado que busca su futuro sin perder su dignidad. Lina Chawaf personifica todos estos valores. Es una mujer amenazada por decir la verdad; por defender a sus redactores y colaboradores, constantemente agredidos y perseguidos por los yihadistas. Es el claro ejemplo de cómo debemos ver a ese pueblo desde la óptica occidental, como un ejemplo y como un aliado y amigo, que sabe bien lo que es el sufrimiento y el dolor como el que ahora padecemos en nuestra alma parisina.

A Lina la conozco como colega, como líder de un medio de comunicación que se ha acostumbrado a convivir con la guerra y la violencia; también como una persona innovadora que utiliza la tecnología, Internet, para romper con las fronteras que ponen los dictadores a la divulgación de la información; pero sobre todo la conozco como una luchadora y como un ejemplo a seguir. Ella y los compañeros que trabajan a su lado merecen nuestro apoyo. Viendo su labor no debemos dudar un segundo de que el pueblo sirio necesita sentir nuestro calor. Un pueblo con el que compartimos enemigo, amenazas y dolor; aunque con la diferencia de que los sirios han perdido miles y miles de personas y han tenido que dejar sus hogares y su patria.

Ahora recorren nuestras carreteras y buscan un refugio junto a nuestros hogares. No levantemos nuevas alambradas que solo les traerán nuevas complicaciones a su éxodo. Su fuerza y nuestro apoyo señalan el camino hacia la libertad y el fin de los terroristas. Cada uno de esos refugiados lleva consigo un teléfono móvil, una herramienta fundamental para comunicarse con los suyos, pero también para recibir esa señal de la radio de un pueblo que busca su libertad.