Un desgobierno presidido por Sánchez

OPINIÓN

04 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Convendría dejar claro de una vez lo que pretenden en realidad los actores principales en la escena política con su parloteo y poses calculadas. La responsabilidad del espectáculo es compartida. Las elecciones testimoniaron la pérdida, despilfarro podría decirse, de una mayoría absoluta del PP, de lo que me ocuparé en otro momento. Responsable principal de que pueda existir un gobierno presidido por Sánchez es él mismo; su empeño en aprovechar lo que es la oportunidad de su vida, cueste lo que cueste. Pasar, aunque fuere brevemente, a la historia de España se presenta como una tentación personal irresistible. La pretensión cuenta con la permisividad hasta ahora del PSOE, del que es secretario general, que no ha querido o no ha podido conseguir que renunciase a ella. La realización del sueño de Sánchez depende, en primer término, de Podemos, trátese de un gobierno de coalición o de una abstención. Aunque nada es seguro con estos actores, la primera opción parece descartada por Sánchez al postular que en ella entrase Ciudadanos. Por ello, lo único que puede intentar Sánchez, con la aquiescencia de su partido, es conseguir la abstención de Podemos. Estos quedarían como la única oposición de izquierdas desde la que contribuirían al desgaste de su rival nato en el gobierno, que tendría un panorama económico complicado, y se libraría del reproche de impedir un gobierno de progreso y de provocar unas elecciones detestables. Lo que acaba de exponerse tiene una coherencia, aunque no se comparta. No la tiene el comportamiento de Ciudadanos. Y es hora de dejarlo también claro por ser parte esencial de la operación. Ha sido elogiado su acuerdo con el candidato Sánchez aunque no resultó bastante para la investidura. Fue una decisión correcta después de negociar el programa. No escatimo el elogio, pero no puedo sostener el mismo juicio sobre el mantenimiento del pacto, fallida la investidura. Las explicaciones son  incongruentes y, en ocasiones, implican un doble lenguaje, que no se compadece con el altruismo por el interés general del país, arropado por el espíritu de la Transición. No quiero entrar en la malevolencia de considerar a Rivera una muleta de Sánchez, aunque el deliberado interés de éste en esa compañía pudiera dar pie a ello. Es consciente, así lo ha declarado, que un gobierno de Sanchez sin contar con respaldo del PP, dada su capacidad de bloqueo, es imposible para las notables reformas acordadas. 

Si eso es así, no parece que haya hecho los esfuerzos necesarios para un encuentro con el Partido Popular y resulta inverosímil asegurar su apoyo a aquel gobierno. Ciudadanos justifica el pacto con Sánchez, por sí insuficiente, para impedir un gobierno de PSOE con Podemos. De un modo rotundo han declarado que en ningún caso estarían en un gobierno con Podemos. Pero no han descartado admitir la abstención de este. 

El interés real de Ciudadanos es un desgobierno presidido por Sánchez. Esa es su responsabilidad.