Dicen que no hay dos sin tres. Y en la Consellería de Sanidade parecen empeñados en hacer bueno el refrán. Si grave fue lo acontecido el año pasado con la Comisión Galega de Bioética y con el caso de Andrea, nuestras autoridades sanitarias se superan superlativamente ahora al pretender incluir al personal directivo de los hospitales en los comités de ética asistencial, algo que contradice el más elemental sentido común bioético. Vamos, una barbaridad en toda regla, cuya única explicación radica en querer domesticar los comités porque ¿qué libertad de deliberación y de decisión va a existir si tienes al jefe delante, contra el que no pocas veces habrás de pronunciarte? Lo mismo que pasó en el seno de la Comisión Galega de Bioética.
Resulta tremendamente doloroso comprobar que en la consellería no han aprendido nada de los errores pasados, que siguen sin tener ni idea de lo que es la bioética y que esta les importa un bledo. Espero que el flamante Consello Galego de Bioética no pase por ahí. Si no logran parar este disparate, siempre les quedará el camino que otros hemos seguido en similares circunstancias, dimitir, y con ello presionar al más puro estilo de militancia que propugnaban los padres de la bioética; salvo, claro está, que el aprecio por la poltrona pueda más que la coherencia, que de esta miseria humana, por desgracia, tampoco está libre el ámbito de la bioética.