El aterrizaje de Pablo Iglesias

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

27 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay una expresión en inglés que siempre me ha intrigado: hacer un Devon Loch. Devon Loch era un caballo, propiedad de la Reina Madre, que se hizo célebre al perder el Grand National de 1956. Nadie recuerda ya quién ganó aquella edición de la prueba hípica, pero a Devon Loch no lo han olvidado en Inglaterra. Ese día, después de dejar atrás a sus rivales y de superar los legendarios obstáculos de la pista, el animal se dirigía en solitario hacia la meta. Pero justo cuando el público, sobre todo quienes habían apostado sus esterlinas a caballo ganador, ya festejaba en las gradas su victoria, algo desconcertó a Devon Loch. Se puede ver en un vídeo en blanco y negro que circula por YouTube: el caballo, al parecer despistado por una extraña sombra que se cruzó en su camino, hizo un extraño salto en el aire y se derrumbó. Simplemente arrojó a la basura un triunfo seguro que suponía su ascenso a la leyenda.

Tras la derrota, el jinete Dick Francis abandonó desolado su carrera de jockey y se hizo cronista deportivo. Luego también abandonó el periodismo para convertirse en un afamado escritor de novelas policíacas. Lógico, después de haber dejado a todo un país pasmado en los metros finales del Grand National, sabía de qué hablaba cuando sus lectores le pedían una buena dosis de suspense.

Para hacer un Devon Loch hay que trabajárselo. Conviene esperar hasta el último momento, justo en ese instante final en el que uno ya se ve vencedor, para desfondarse y arrojar por los suelos la victoria y sus fanfarrias. Anoche, según se pasaba de la ficción de las israelitas a la realidad del escrutinio de papel, pudimos ver cómo cruzaba delante de las urnas la sombra que desorientó a Devon Loch en la recta de tribuna.

Unidos Podemos, que ya lo había ganado todo sin ni siquiera haberse bajado del autobús de campaña, hizo ayer un contundente y aparatoso Devon Loch. Pablo Iglesias ya había festejado con tanta arrogancia y antelación el sorpasso en votos y escaños al PSOE que, cuando las urnas desmintieron a las encuestas y los socialistas se consolidaron como segunda fuerza por detrás de un PP resucitado, vimos aterrizar al líder de Unidos Podemos de bruces sobre el polvo. Exactamente como aquel caballo al que asustaban las sombras llamado Devon Loch.