De Unidos Podemos a Unidos Perdemos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

28 jun 2016 . Actualizado a las 11:03 h.

Ganador hay, Gobierno, veremos. Este es un país complicado. Y los cuatro candidatos nos han llevado a este enredo de unas segundas elecciones. Hay que suponer que Rajoy esta vez sí que le dirá al rey que intentará lograr una mayoría para ser presidente. El escenario de la gran coalición a la alemana (PP-PSOE), el más estable, que es el que le gusta a Mariano, a Merkel, al Banco Central Europeo y a Bruselas, parece imposible, con Sánchez de nuevo con la llave en su mano. La segunda opción, al borde de la mayoría, es un pacto con Rivera, con el PNV y con ese diputado canario que siempre anda por ahí. Rivera lo necesita, pero quién sabe. El efervescente partido naranja o entra en un Gobierno y pilla algunos ministerios o va a pasar del estado gaseoso en el que está al estado de evaporación. Ellos verán. La tercera posibilidad, que seguro que seduce a los tres líderes de la oposición, Sánchez, Rivera e Iglesias, es dejar que Mariano lidere un consejo de ministros en minoría para dedicarse a despedazarlo desde dentro del Congreso, ya que en las urnas no lo han conseguido ni a la segunda. Pero, para que Rajoy gobierne en minoría, Sánchez tendría que abstenerse y quedaría marcado. Con la abstención de Rivera no alcanza. Aunque hay un vencedor, al detallar la letra pequeña, como en los prospectos médicos, ven de nuevo cómo los pactos pueden ser un infierno. Mariano gana. El PSOE no agoniza como el Pasok. El bipartidismo sigue cabalgando. Los dos dinosaurios aguantan la hiperactividad de la nueva política y su música multiplicada hasta el infinito y más allá por las redes sociales. Unidos Podemos no protagoniza asaltos ni sorpassos. De Unidos Podemos a Unidos Perdemos. Rivera pincha. Pero, insisto, todo podría seguir igual. Huele, por tanto, a Gobierno en minoría, como mal menor, salvo que Rivera decida hacerse mayor y ser ministro. Porque unas terceras elecciones no las quiere nadie. Lo que resulta feo es escuchar a algunos ufólogos afear los resultados y hablar de voto secuestrado, de voto del miedo, de voto cautivo. Los «cativos» son quienes lo dicen. La grandeza de la democracia es que todos los votos pesan lo mismo.