Las mareas perplejas

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los que no ganaron, aplazan al 9 de julio sus análisis y estrategias. La realidad impone perplejidad tanto a En Marea y Podemos como al PSOE. En el PSOE, porque perdiendo cree que se salva; en Podemos, por sus propios resultados, y ambos por la victoria de Rajoy.

El éxito de Feijoo, situándolo en el horizonte de una nueva mayoría absoluta en las elecciones de otoño, y la resistencia del PSOE frente a sus dirigentes han alterado el equilibrio en el que se mantenía la confluencia de Podemos. Ellos creían que tenían a su alcance «las puertas del cielo», pero los gallegos se preguntaron para qué.

Si bien sus resultados son sorpresivamente excelentes, sobre todo en relación a sus propios dimes y diretes y lo evanescente de su oferta, los líderes de las distintas formaciones de la coalición no se lo creen, e intercambian culpas y reproches. En Marea presenta no solo un déficit de organización, sino sobre todo de entendimiento y análisis de su propia realidad y de la política que ofrecen a los gallegos.

Ensimismados en su triunfo desde la irrupción de AGE en el Parlamento gallego han pretendido enredar en sus confrontaciones internas y obviar la inmadurez de sus políticas para un país en cierre. En Galicia la población activa solo aumentó en los últimos treinta años en 35.000 personas, mientras que en España el aumento fue de casi nueve millones, o un 2,5 por ciento frente a un 65 por ciento. Lamentablemente ni en este ni en los otros problemas de los gallegos En Marea o la organización Podemos ofrecen políticas y programas. Y de éxito también se muere, sobre todo cuando se toma por realidad de los ciudadanos la percepción propia.

Aunque ni en resultados ni en contenidos la Unidade Galega (UG) del 1979 tiene que ver con En Marea, conviene recordar que en las primeras municipales democráticas, tres partidos -Partido Galeguista, Partido Socialista Galego y Partido Obreiro Galego-, empujados por personas sin adscripción partidaria, se presentaron en una candidatura conjunta. Su éxito no fue menor, alcanzando algunas alcaldías importantes y amplia representación. Sin embargo, su vida fue efímera, en primer lugar porque algunos de sus integrantes no entendían su sentido estratégico y todo lo limitaron a un remedio instrumental. También Unidade Galega debió de sufrir interferencias e incomodos de las otras fuerzas políticas que se sintieron competidoras, desde la UCD al PSOE y el entorno de la UPG (BNPG entonces), y no logró sobrevivir para concurrir a las primeras elecciones al Parlamento gallego en 1981. Muchas de las organizaciones y algunos políticos siguen activos, y desde luego también algunos partidos competidores de En Marea. Por ello, salvo que políticas programáticas y lealtades organizativas cambien, lo que por lo visto no lleva camino de suceder, nada hay En Marea que garantice su eficacia como organización, ni su utilidad para los gallegos. Más allá de permitir expresar un profundo desacuerdo que pronto o tarde llevará una vez más a la melancolía.