Las instituciones europeas, y como ellas España, se mueven entre el enfado y la perplejidad por la decisión de los británicos -parece que muchos ya se están arrepintiendo- de abandonar el club de la Europa comunitaria. Su brexit, de consecuencias todavía desconocidas, no tiene parangón. Pero en España vamos camino de tener nuestro particular espexit, que aunque de naturaleza bien distinta, acabe por devolvernos al estado de lugar different.
El éxodo demográfico continúa. El año pasado emigraron cien mil españoles (unos diez mil eran gallegos). La natalidad cae, la población envejece, la inmigración se contiene y la población en edad de trabajar sale (exit) del país. Camino bien pavimentado para acabar siendo el país sin gente: el no país. También existe la fuga fiscal, con papeles de Panamá y listas que publica Hacienda con una nómina de cinco mil pufistas que nos deben 15.900 millones de euros, casi el doble de lo que amenaza Bruselas con cobrarnos por superar el tope de déficit público. Con tanto escaqueo de capital (eso sí que es exit) se vacía la caja y hasta los pensionistas van a tener que seguir los pasos de los que emigran. Incluso hay estos días un exit político, el del millón de votantes que se le esfumaron a Unidos Podemos y que la formación espera encontrar encargando una encuesta. Curiosa forma de análisis político de quienes se ven llamados a terminar con tanto exit de jóvenes, de talento o de capitales.
El escapismo también da para rizar el rizo. Resulta que uno de los que olvidó pasar por Hacienda, el futbolista Dani Alves, ya dio el portazo y marchó a Italia. Y para paradojas, esta: España investiga por evasión fiscal a Google, el gran buscador.