Un millón de abstencionistas

Manuel Lago
Manuel Lago EN CONSTRUCCIÓN

OPINIÓN

03 jul 2016 . Actualizado a las 09:57 h.

U n dato determinante en el resultado electoral es el millón de personas que dejó de votar a Unidos Podemos y sus aliados. ¿Por qué una de cada seis personas le retiró el voto a esta coalición en solo seis meses? Es una cuestión compleja, así que no admite explicaciones simples ni interesadas que pretendan justificar posiciones ideológicas previas. Por ejemplo, quienes dicen que el retroceso es el castigo a una supuesta mala gestión de los ayuntamientos del cambio o quienes achacan el retroceso a la presencia de Izquierda Unida en la coalición obvian un detalle fundamental: no existe correlación entre las variaciones del voto y el hecho de que estén en el gobierno o en la oposición, ni diferencias significativas en los territorios donde IU tiene más presencia.

Lo mismo sucede con la interpretación de que En Marea sufrió por dejar en segundo plano la cuestión nacional. Es exactamente al revés: Galicia, Cataluña, Navarra y el País Vasco son los territorios donde menos cae el voto.

La falta de correlación entre los datos reales y las teorías simples o interesadas obliga a buscar las razones de ese millón de abstencionistas en un conjunto de factores, que van sumando hasta llegar al millón: votantes de Podemos que no se sintieron cómodos con la coalición; otros de IU que aun no han olvidado la confrontación de hace seis meses; personas defraudadas con la gestión de las fuerzas del cambio en los ayuntamientos -las cosas van más despacio de lo que esperaban-; abstencionistas que votaron ilusionados en diciembre la irrupción de Podemos y que ahora, pasada la novedad, han vuelto a su posición habitual; personas con bajo perfil ideológico pero enfadadas que habían votado contra el sistema y ahora ven a Unidos Podemos como una fuerza parlamentaria más; gente en la que hizo mella la brutal campaña de descalificación pública de la coalición; personas a las que no les gustó que no apoyaran al PSOE para formar gobierno?.

En todo caso, la decisión de no votar se vio reforzada por el escenario político. En las elecciones de diciembre, el debate central fue el balance de la gestión del PP y, votando a Podemos e IU, millones de personas expresaron su rechazo frontal a ese partido y a su política. Sin embargo, en junio este debate desapareció y se habló, básicamente, de cómo formar gobierno y de la responsabilidad de cada uno en que no hubiera un gobierno de izquierda en España. En ese debate, Unidos Podemos perdió su perfil de fuerza transformadora en el complejo tránsito de ser vista como el instrumento más útil para expresar la indignación pero aun inmaduro como fuerza de gobierno.

Pero el árbol de la decepción no debe ocultar el bosque del enorme apoyo popular a Unidos Podemos: 71 diputados, la alcaldía de las principales ciudades españolas, un grupo amplio de dirigentes jóvenes de extraordinaria valía y gran liderazgo social a los que más de cinco millones de votantes no les perdonarían que lo dilapidasen con rencillas internas.