Amor estival al Estado de bienestar

Albino Prada
Albino Prada CELTAS CORTOS

OPINIÓN

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

L as noticias socioeconómicas de este caluroso mes de agosto confirman que las dos tendencias de nuestra rumbosa recuperación económica no se han tomado vacaciones. Ni el deterioro del bienestar social de buena parte de la población, ni la mayor captura de riqueza nacional por una minoría. 

En la tendencia al deterioro, y según la OCDE, cerca de dos millones de trabajadores españoles a tiempo parcial desearían tener un empleo a tiempo completo, pero no pueden (en esto somos la cuarta potencia mundial y triplicamos la media de la OCDE). Casi un millón de los empleos creados lo son de autónomos que se benefician de una tarifa plana temporal de cincuenta euros mensuales. Un informe de la OIT sitúa a España entre los países europeos en que los jóvenes anotan un mayor riesgo de pobreza.

En la tendencia al enriquecimiento galopante de unos (a costa de la mayoría) anotemos que nuestros acreedores (por boca de W. Schäuble), a la vista del brexit y de las dificultades para conformar un Gobierno troikista en España, desistieron de imponer una multa por incumplimiento del objetivo de déficit que nos marcaron. Del crecimiento galopante de la deuda (pública y externa) ni se habla. Es su negocio.

Bankia parece que ha provocado el año pasado unas pérdidas suplementarias al FROB de más de doscientos millones, según se ha sabido este mes. Lo que la convierte en un bocado muy apetecible de cara a una mayor concentración del sector. Según un reciente informe del BCE España es el país en el que a mayor velocidad avanzamos hacia un oligopolio bancario.

Los bancos privados trasladaron al Estado a través de la Sareb unas pérdidas por casi mil millones de euros, a causa de valoraciones irreales del patrimonio inmobiliario derivado de nuestra burbuja financiera. Mientras tanto, el gobernador del Banco de España dirigió su enésimo aviso a los bancos para que vendan a valores «razonables» los pisos y suelos embargados, por valor de 63.000 millones, que aún acumulan en sus balances.

La Autoridad Fiscal (AIREF) detectó un máximo en la brecha existente entre beneficios empresariales y pagos por impuesto de sociedades, a causa de agujeros como la libertad de amortización, el tratamiento de los beneficios en el extranjero o de ventas de participadas.

Y así, mientras los beneficios ya han retornado a niveles del 2006, la recaudación aún está en la mitad. Una codiciosa mano invisible. En esto el rey de las verbenas de Galicia marca tendencia, pues según un fiscal solo declaraba el 8 % de lo facturado. Una declaración de amor hacia la sostenibilidad de nuestro Estado de bienestar.

No nos vendría nada mal un Robin Hood. Y algo hay, porque mientras estas -junto a otras- goteras fiscales han situado la deuda pública por encima del 100 % del PIB, en un reciente pacto de centro derecha se habla de retirar un 0,4 % del PIB a los más ricos para paliar los estragos entre los más pobres. Por algo se empieza.