La innovación como síntoma

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

01 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Cáspita! ¡Por el gran batracio verde! Han vuelto a resucitar el famoso dos por ciento del PIB dedicado a la I+D. 

Comprendo que las políticas de innovación son complejas y por ello se suele acudir al mantra del porcentaje del PIB, pero lamentablemente ese no es el problema principal que tienen la sociedad del conocimiento y las políticas para desarrollarla. Por ello, cuando en los acuerdos para alcanzar un pacto de legislatura, ahora entre populares y ciudadanos, se simplifican las políticas de investigación reduciéndolas al mantra del dos por ciento -el gasto actual es del 1,22- es inevitable recordar que la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación del 2011, aprobada por unanimidad, creaba la Agencia Estatal de Investigación, y su puesta en marcha se demoró cuatro años, hasta la víspera electoral de diciembre del 2015.

En Galicia, el gasto en investigación e innovación está en torno al 0,87 % del PIB, muy por debajo de la media española. Sin embargo, ni en España ni en Galicia es este el principal problema de la innovación y la investigación, porque si bien sin recursos es imposible avanzar, aun teniéndolos nada garantiza que haya avances. Evaluación de la calidad, seguimiento y control de los resultados son también imprescindibles.

Los años de gobierno de Feijoo no han mejorado las políticas de innovación desarrolladas por Fraga a partir de 1997 y ampliadas por el Gobierno de Touriño, sino que las han empeorado. De forma clara en recortes, un 20 % menos de inversión respecto al 2008, pero sobre todo en la desestructuración del sistema, dividiendo la gestión entre industria y universidades, o, cuando se aprueba la Axencia Galega de Innovación (GAIN), desequilibrando los objetivos por aquellas normas de la casa de la innovación.

Por ello sorprende favorablemente que, escapando de esa maraña de normas que debilitan las políticas de I+D, el Gobierno gallego haya realizado una apuesta colaborativa, primero pública y luego mixta, en un área novedosa: la creación en Lugo del CIAR (Centro de Investigación Aerotransportada de Rozas) entre la Xunta y el INTA, y un concurso público por el que se instalarán los socios industriales, Inaer e Indra, para el desarrollo de vehículos autónomos no tripulados (aéreos y marinos), emulando al fin políticas de las comunidades más avanzadas en innovación e investigación, caso del País Vasco o Cataluña. Son estas iniciativas, junto con la revisión en profundidad de normas, estructuras y políticas de gestión de la investigación y la innovación, las que permitirán que la innovación sea realidad, y que las empresas innovadoras que se crearon a partir del conocimiento generado en el sistema público, separado el grano de la paja, se conviertan en parte importante de nuestra economía. Algo así como creerse aquello del Estado emprendedor, o los beneficios de lo público.