España va a repetir los errores de Cameron y Renzi

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

06 dic 2016 . Actualizado a las 09:22 h.

La estrepitosa derrota sufrida por el arrogante primer ministro italiano, Matteo Renzi, confirma que combatir el populismo con más populismo es un pasaporte al suicidio del que solo se benefician los populistas pata negra. Algo que ya nos adelantó otro político que comparte con Renzi el hecho de tener tanto ego como poca cabeza: el británico David Cameron. La novedad, si acaso, es comprobar que esa capacidad de autodestrucción originada por la cobardía a la hora de hacer frente a la ola de demagogia nihilista es un síndrome que afecta tanto a la derecha como a la izquierda. En el año 2013, un Cameron acomplejado ante la posibilidad de que el antieuropeísta UKIP le comiera el terreno en las elecciones del 2015 se comprometió a celebrar un referendo sobre la pertenencia de Gran Bretaña a la Unión Europea. Cameron ganó luego holgadamente. Pero, creyéndose intocable, llevó su error hasta el final. Convocó ese absurdo referendo, lo perdió, se fue a casa, encumbró al ridículo Nigel Farage y legó a su país y al mundo un problemón.

Cuando Renzi llegó a primer ministro de Italia, fue visto como la gran esperanza. Pero, acomplejado también por el populismo del bufón Beppe Grillo y por ese discurso que llama a acabar con el sistema, sea el que sea, impulsó una reforma constitucional que nadie le había pedido -y en la que ya habían fracasado otros muchos-, copiándole a Grillo el sermón de la lucha contra las castas políticas, en lugar de centrarse en la recuperación económica. Convencido como Cameron de que era intocable, Renzi sometió su reforma, para la que no había consenso, a un referendo que convirtió en un plebiscito sobre su liderazgo. Resultado: derrota, dimisión y fortalecimiento del populismo del Movimento 5 Stelle, con Grillo convertido ya en terrorífica alternativa real de Gobierno en Italia. Y, de paso, nuevo problemón para Italia y para Europa.

Lo ocurrido en el Reino Unido e Italia es un aviso clarísimo para España, en donde PP y PSOE están empeñados en repetir el mismo error. Solo el miedo a verse arrastrados por el populismo de Podemos y la demagogia de Ciudadanos explica que populares y socialistas se hayan sumado ya al argumento de que los problemas de España se deben a su sistema político y se muestren dispuestos a reformar la Constitución. Pero abrir ese melón solo servirá para generar inestabilidad, porque alcanzar un consenso como el de 1978 es imposible. Entre otras cosas, porque ni el populismo ni el independentismo se sumarán jamás a lo que apruebe el resto. Cualquier reforma deberá someterse a referendo. Incluso una parcial, si lo solicita un 10 % de los diputados (Podemos y los independentistas suman el 27 %). Si una reforma aprobada en las Cortes fuera derrotada luego en la consulta, cosa que no hay que descartar, las consecuencias serían catastróficas para España. Pero si se aprueba con su voto en contra, el populismo también se reforzará. Y entonces, habremos hecho un pan como unas hostias.