500 contratos como enfermero

OPINIÓN

08 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La página 24 de la edición de este lunes de La Voz traía una entrevista a Héctor Castiñeira que es un auténtico tratado de bioética, y de la buena. Me la leí varias veces, saboreándola. Un enfermero joven, que no se deja vencer por las circunstancias, que pone el dedo en la llaga de uno de los serios problemas que aqueja a nuestro sistema sanitario público: la precariedad laboral. Quisiera destacar por encima de todo una de sus afirmaciones: «Ahora nos piden que humanicemos la asistencia y lo intentamos hacer, pero con un contrato de un día es muy difícil humanizar, porque no sabes ni el nombre de tus compañeros, ni el de los pacientes, ni por qué están allí».

A veces, quienes tienen responsabilidades públicas incurren en dos errores que luego la sociedad paga muy caro. Pensar que la ley tiene un efecto mágico y que, por tanto, con legislar ya se arreglan los problemas. Y, por otra parte, confundir la bioética con la estética, esto es, con algo que hay que lucir pero con nulos efectos prácticos porque en verdad no hay convencimiento interno de que sirva para algo. Llegados a este punto, solo cabe decir con Julián Marías, «por mí, que no quede». Que es en el fondo el mensaje que también Héctor nos transmite en esa entrevista y en sus libros. Y esperar activamente que los gestores sanitarios tengan una mirada de largo alcance y acaben con esa precariedad laboral, por el bien de todos.