Desahucio territorial

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

11 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días me encontré en Seoane do Courel a un grupo de padres y madres que, al caer la tarde, acudían a una reunión del colegio que hay en la Sierra. Algunas de las familias que allí estaban, a las que conozco desde hace años, residen en pueblos situados a treinta o cuarenta minutos de coche, tiempo que, por cierto, sus hijos emplean cada día tanto en ir a la escuela como en regresar a casa en el transporte escolar.

Traté de hacerme una composición de lugar. Después de una jornada de trabajo, recogiendo castañas o atendiendo labores del campo, los padres se desplazaron al colegio. Tras la reunión, ya de noche, volvieron a casa acompañados de sus hijos, que esperaron al final de la reunión para regresar con ellos. Después del viaje de vuelta, supongo que los niños cenarían y se irían a dormir para, al amanecer, levantarse y volver a un coche para pasar de nuevo esos treinta o cuarenta minutos hasta el colegio.

Son niños iguales que los que viven en las áreas urbanas, como estos parecen tener unas pilas que les hacen incansables; sus padres tampoco se diferencian de quienes viven en las ciudades, simplemente han decidido vivir en una parte de nuestro país a la que se sienten vinculados por razones familiares, emocionales, etc, o porque piensan que pueden desarrollar un modelo de vida más acorde con sus ideas. Ocurre en O Courel, en Cervantes, etc, pero también en otras áreas de Aragón, Castilla y León o Castilla-La Mancha.

Todas esas familias pagan un peaje extraordinario por vivir en una parte del país con servicios sanitarios precarios, progresivo cierre de escuelas y carencias educativas, ausencia de transporte público, etc. No creo que pretendan, y yo desde luego tampoco, que exista un hospital o un instituto en cada pueblo, pero ¿no les parece que no tiene los mismos derechos que nosotros?

Sé que es un problema complejo pero se trata, básicamente, de definir un modelo territorial y unos servicios estables que permitan a las familias rurales saber a qué atenerse a medio plazo. No se puede estar cada año con la amenaza de que puede cerrar el colegio, sin saber donde estará el médico o la ambulancia medicalizada más próxima o, como ha ocurrido recientemente, con carencias en el suministro de medicamentos.

En los últimos tiempos son frecuentes las noticias sobre desahucios sin alternativa, pobreza energética, etc, horrorizan a cualquier ciudadano sensato; algunos partidos, no solo los nuevos, han incorporado a sus agendas el acabar con estas prácticas inhumanas y, a veces, mafiosas. Pues bien, y aquí he de reconocer la excepción del Bloque Nacionalista Gallego, no veo en la agenda de prioridades de esos partidos el evitar el desahucio de la población rural al que nos conduce la situación actual.

Hace unos días, las ANPAS del medio rural gallego se reunieron en O Courel para abordar los problemas de la educación en esos territorios y sus posibles soluciones; les felicito por la iniciativa. La convocatoria ha sido difundida en los medios y ha llegado hasta el presidente de la Xunta que ha dicho que «estudiará las demandas de los padres». Bienvenido sea, pero dese prisa o no quedará nada que estudiar. Si no me cree, vaya a Os Peares sin séquito.