El presentador tenía delante a dos concursantes y un tema, la Guerra Civil española. La pregunta que les hizo trataba sobre Historia. Se refería a un conflicto social, político y bélico ocurrido en España en el siglo XX; las pistas eran que sirvió de inspiración a Picasso para pintar el Guernica, que la Pasionaria fue una figura clave, que se produjo un alzamiento o que había nacionales y republicanos.
Obviamente, se trataba de la Guerra Civil española, sin embargo, pese a estas pistas, los concursantes fallaron en numerosas ocasiones la respuesta. Entre las más imaginativas que dieron están: el levantamiento del 2 de mayo, el 23 de febrero o la democracia. Al final, uno de los concursantes respondió correctamente al escuchar la última pista: «Muchos se exiliaron».
Podemos pensar que los nervios de estar en un programa de televisión pudieron jugarle una mala pasada a ambos concursantes, pero resulta difícil aceptar que eso les lleve a pensar que los sucesos del 2 de mayo han ocurrido en este siglo, que la Pasionaria jugó un gran papel en el 23-F o que la llegada de la democracia fue un conflicto bélico. Podemos suponer, también, que los implicados en el bochornoso espectáculo poseen ciertas habilidades: se han inscrito en un concurso, manejan las redes sociales y han sido capaces de llegar al estudio de grabación, ¿entonces?
Pues bien, la alternativa, lamentablemente, es la ignorancia. Dejando al margen que según los últimos datos de la encuesta de la asociación de editores, el cuarenta por ciento de los españoles no leen un solo libro al año, tengo la impresión de que los actuales sistemas educativos muestran un creciente desprecio por la formación en humanidades, en determinadas áreas de historia natural, etcétera. Bajo el mantra de que los estudiantes tienen que formarse, únicamente, de acuerdo con las necesidades del mercado laboral, con competencias en las nuevas tecnologías, etcétera, estamos formando una generación de ignorantes parciales. Sé que esta afirmación no será compartida por mucha gente, pero yo no entiendo por qué es incompatible una buena formación como ingeniero industrial o programador de ordenadores con conocer quién era Manuel Azaña o identificar una sabina o un mirlo. Ya sé que esto no se pide en las ofertas de trabajo, que se puede ser un buen mecánico de coches o traductor de chino sin saber de su existencia, pero el concurso citado muestra que no vamos por el buen camino.
En fin, para que se hagan una idea de lo que quiero decir les haré una oferta de trabajo: «Se necesita Consultor Data Governance, para empresa en Tres Cantos, experto en la definición de Modelos de Gobierno y Calidad de Datos. Se exige titulación superior, nivel alto de inglés, así como formación acreditada en Historia de España. Se valorarán conocimientos de Cognos BI así como de la flora y fauna de la Comunidad de Madrid; incorporación inmediata». Es falsa, pero ¿a que mola?