No nos conocemos pero tienes pinta de buena gente. Yo soy y he sido elector, y algo más, del Partido Socialista, hoy convertido en un club numeroso de viejunos, anclados en un tiempo ido y con nostalgia de una tarde andaluza con tortilla y verano que confunde nuestra memoria de Suresnes y nos acerca a los caducos planteamientos del PSOE histórico con el yunque como logotipo. Este PSOE, Errejón, ya comienza a ser una sombra de lo que fuimos, una reliquia de una izquierda levemente reivindicativa, incapaz de esbozar el discurso de la socialdemocracia que viene, y que por fuerza habrá de llegar.
Lo más nuevo es un tal Patxi que ya transitó con desigual fortuna por los peldaños más altos de la Administración. De lendakari o similar a presidente de las Cortes, y ahora se transmuta en la gran esperanza blanca junto al liquidador Sánchez, que llevó la megalomanía más primaria a los planteamientos de un dudoso posibilismo. Es el target al que habrá que sumar el discurso elemental y populista de Susana Díaz. Ni Su, ni Sa, ni Rubalcaba, ni el abuelo Cebolleta.
Hay que renovar el partido, volver a imaginar un PSOE lleno de jóvenes, de nietos de la Transición a quienes la política les parezca una herramienta para construir mundos, no un fin en sí mismo.
Por ello, Íñigo Errejón, me atrevo a pedirte que, con ese pedigrí socialdemócrata en el que envuelves tu discurso, pidas el alta en el PSOE, y te integres con varios miles de jóvenes militantes a los que lideras y que de seguro te seguirán.
No es entrismo trotskista, es patriotismo de larga mirada, es contribuir desde España a liderar la socialdemocracia que en la Europa de Hollande y de Schulz anda buscando la nueva lectura que nos libre del fascismo que viene y del rancio nacionalismo en que se apoya. Socialismo punto 2 o punto 3, para salvaguardar los derechos conquistados, para fortificar lo que queda del Estado de bienestar, para recuperar la Europa de los pueblos y limpiarla de euroburócratas.
Urge reinventar el socialismo democrático, el socialismo contemporáneo, y nosotros, que ya hemos cumplido con el recorrido transitado, te lo pedimos y evitamos colectivamente tener malas tentaciones que vayan más allá del compromiso de electores.
La historia tiene fecha de caducidad, aunque no crea en el fin de la historia con Fukuyama ni que como argumentaba el viejo teórico sea cíclica. La derecha se rearma con Finkielkraut, e incluso con Henry Lévy, algunos incluso cuestionan el pensamiento marcusiano cuando Zizek ya no sirve para leer la contemporaneidad. Vente al PSOE, Errejón, reinventemos, contribuye a reinventar un viejo partido evitando que se convierta en un partido viejo. Piénsatelo.