El momento de los partidos para definirse

OPINIÓN

11 feb 2017 . Actualizado a las 09:53 h.

Los congresos de los partidos políticos están en el primer plano. Ciudadanos ha sido el primero, con participación de poco más de un tercio de los militantes. Rechazada la socialdemocracia, se denomina liberal y progresista. Apelar a las Cortes de Cádiz para arropar el liberalismo no pasa de ser una licencia literaria. El carácter liberal se muestra en su decidido posicionamiento en favor de la llamada gestación subrogada. No es arriesgado sostener qué móviles tácticos han llevado a la autodefinición. Se pretende conseguir votantes del PP, aunque no es claro que tenga éxito en ese sentido.

No es preciso ponderar la importancia de lo que salga del congreso del PSOE. La elección de quien resulte titular de la secretaría general influirá en la autodefinición del partido. Un punto concreto a elucidar es si estará dispuesto a pactar, como principio, con Podemos antes que con el PP. Esa fue y sigue siendo la línea de Sánchez, que busca el apoyo de la militancia. Los gobiernos municipales constituyen un test, de lo que será paradigmático lo que ocurra en A Coruña después del voto en contra de la moción de confianza.

La confrontación entre Iglesias y Errejón no es la mera disputa de un liderazgo, aunque el segundo de a bordo diga que no lo pretende. Se trata de estrategias diferentes dentro de un mismo campo ideológico; no habría que engañarse. El objetivo es el mismo. Ambos son conscientes de que necesitan de los socialistas para alcanzar o conquistar el poder y desde él desarrollar su ideario. La diferencia es que Iglesias quiere obligarles a que sean sus socios, de ahí su comportamiento en los dos intentos de Sánchez a la presidencia del Gobierno, en tanto que a Errejón no le importaría asociarse a los socialistas. En el primero prevalece un arranque comunista frente a la transversalidad del segundo.

El apacible congreso del PP, donde el actual liderazgo será reforzado, se propone una puesta al día de su ideario, que tiene como «único fin el ser más útiles a los españoles», siendo fieles «a unos valores que no cambian», en palabras de Rajoy. Si el humanismo cristiano no gusta a algunos, pues se lleva al preámbulo; aunque más claro y conforme con la Constitución sería eliminarlo. Se trata de que todos se encuentren cómodos en el PP. Así, se propone reconocer la objeción de conciencia para votar en asuntos que la conciernan. Algún militante ha publicado que no se trata solo de convicciones profundas, no de índole religiosa necesariamente, de la persona; debería abarcar incumplimientos del programa del partido. Ha ocurrido en cuestiones como el matrimonio o el aborto. En la primera, ha asumido lo propuesto por mayoría simple en el Tribunal Constitucional y aceptado silenciosamente en la segunda lo que había recurrido. La posición está adoptada. Ni hay ocasión de ejercer aquel derecho por los militantes, ni necesidad de disimular lo ya admitido de cara a los ciudadanos. La transparencia es un principio democrático.