Un partido nuevo

OPINIÓN

25 feb 2017 . Actualizado a las 10:23 h.

¿Tiene sentido hablar de un nuevo partido político a estas alturas? Se planteó la cuestión con motivo de la renuncia de Aznar a la presidencia de honor del PP y la declaración de independencia de FAES, la plataforma ideológica por él impulsada. De momento, una especulación, porque sigue siendo militante. En contra de una respuesta afirmativa podría argüirse que el escenario político cuenta ya con demasiados partidos. Podemos por un lado y Ciudadanos por otro intentan rebasar el bipartidismo formado por el PSOE y PP. La defensa del territorio electoral es más hacedera para el PP. A diferencia de lo que sucede en otros países de Europa, el partido de Le Pen es una muestra, no ha tenido un adversario que jugase en parte de su espacio, que autodenomina de centro derecha. La iniciativa de Vox ha sido un fracaso. Por qué plantear la pregunta. Hace una semana sostuve que la manta del nuevo PP no alcanza a todos los que pretende cubrir. No carece de lógica que pretenda arrebatar votantes a Ciudadanos, ya que con su nueva orientación compartirá el mismo terreno en lo que se entiende por liberal progresista, de lo que es un indicio la gestación subrogada. Al estirar la manta en esa y parecidas cuestiones se dejan principios al descubierto. Si no los cubre el PP algún otro podría cubrirlos. Este ya sería un motivo para «pasar de las musas al teatro»; no es el único. No se trata solo de asuntos que se refieren al derecho a la vida o a la familia, que no son banales, sino también de otros importantes para el interés general y de los ciudadanos que no deben sentirse forzados a votar por falta de otra alternativa, como ha ocurrido en las dos últimas elecciones.

Es innegable que la gobernanza del PP ha sido positiva en aspectos que se han valorado electoralmente; pero la misma situación en minoría parlamentaria en que se encuentra le ha obligado a aceptar iniciativas de índole social que no emprendió durante su mayoría absoluta. Hace unos días se dio a conocer el Informe España 2017 de la Comisión Europea en el que se reconoce la recuperación económica y a su lado una excesiva deuda y niveles altos de desigualdad y exclusión social; un déficit importante. Existen asuntos que permiten la discrepancia respecto de lo que se ha hecho que van de la política fiscal, a la reforma local, en materia de justicia o de función pública, para no referirme a cuestiones más técnicas como la reforma de la Administración o de su procedimiento. Las pensiones es un tema a abordar.

Ese partido no debería ser clasificado a la derecha del Partido Popular, ni etiquetado de modo confesional. La Constitución es suficiente para reivindicar la dignidad de la persona, de sus libertades y derechos fundamentales; también en los que el Estado tiene obligaciones que prestar, trátese de educación o de derechos sociales. Se trataría de un partido, nuevo en cuanto a contenido y liderazgos, con el espíritu constituyente, sin ganga que soportar. No es fácil. Tiempo no sobra. «Todo é ao que un se pon».