El «La La Land» de Mas y Homs

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

28 feb 2017 . Actualizado a las 11:20 h.

El penoso espectáculo que está ofreciendo el independentismo catalán en el juicio por el referendo ilegal del 9N continuó ayer en el Tribunal Supremo. Le tocaba esta vez el turno a uno de los más consumados comediantes del soberanismo: Francesc Homs, ex consejero de Presidencia de la Generalitat y actual portavoz en el Congreso de PDECat, las siglas inventadas por el partido de Artur Mas para ocultar las de CDC, hundidas en el fango de la corrupción. Como en una perfecta coreografía al estilo La La Land, Homs repitió todos los pasos del cobarde baile ejecutado por Mas para intentar salvar el pellejo: bravuconadas para su parroquia antes de entrar al tribunal, pero acoquinamiento posterior en presencia de los jueces. William Wallace en la calle, y en la sala, un Bambi pastueño. «No se puede suspender aquello que no se hace», declaró ayer Homs, renegando así de una consulta de la que, cuando no hay jueces por delante, siempre presume. Ayer, ese referendo solo era, según dijo, un «proceso participativo, con voluntarios y esas cosas». Al igual que su exjefe, escudándose en los voluntarios para no quedarse sin cargo y sin sueldo. Si yo fuera un soberanista catalán, sentiría vergüenza ante semejantes triquiñuelas.

Pero a Homs, como a muchos otros independentistas de la señorita Pepis como él, que presumen de patriotas pero no están dispuestos a pagar el más mínimo precio político o penal en nombre de la patria, no le basta con tomar el pelo a los jueces, sino que pretende, encima, darles lecciones. «En mi casa me enseñaron que tenía uno que dejar que el otro acabara de hablar antes de empezar él», le espetó ayer al fiscal ante su insistencia en preguntarle por sus actos. «Esto no es su casa, esto es el Tribunal Supremo», le cortó en seco el magistrado Manuel Marchena, poniéndolo en su sitio y recordándole que está ahí para responder por desobediencia y prevaricación, no para hacerse el listo. Y menos, el gracioso.

El temor de Mas y Homs a ser inhabilitados durante nueve años, que es a lo máximo que podrían enfrentarse, resulta aún más ridículo, por otra parte, si se tiene en cuenta que, según ellos, Cataluña será independiente en escasos meses. Y pocos efectos podría tener en una supuesta Cataluña independiente la inhabilitación para ejercer un cargo público dictada por un tribunal español. A no ser, claro, que todo sea una comedia y que a lo que de verdad aspiren ambos es a seguir cobrando muchos años un sueldo del Estado español.

A Mas y a Homs hay que reconocerles, eso sí, su categoría como actores, porque un buen número de catalanes se tragan su cuento de que la corrupción de las mordidas del 3 % con las que se financiaba CDC es una invención y una persecución de los enemigos de Cataluña. Lo que está por ver es si también los jueces les darán por ese papel el Óscar que creen tener ganado, es decir, absolución y a seguir haciendo lo que les dé la gana, o les harán la cobra en el último momento, como Warren Beatty al equipo de La La Land, para condenarlos por desobedientes, prevaricadores y corruptos.