De la reacción a la acción

OPINIÓN

01 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Impresiona entrar en la sala Clementina del Vaticano, ejemplo maravilloso del Renacimiento italiano. Emociona observar cómo el papa Francisco escucha con profunda atención el testimonio de varios inmigrantes, que cuentan, con voz entrecortada, los motivos que han tenido para emigrar y las vicisitudes que padecieron hasta alcanzar la meta soñada. 

Habla el papa. Nos invita a conjugar, en primera persona del singular y del plural, cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Afirma con rotundidad que hacer eso con los inmigrantes y refugiados es un deber de justicia, de civismo y de solidaridad. Nos anima a trabajar de manera coordinada y efectiva en los países de origen.

El papa no tiene prisa. Nos saluda uno a uno. Salimos de la audiencia reforzados para seguir en la brecha. Falta nos hace. En ese momento nos informan del descubrimiento de 74 nuevos cadáveres de inmigrantes ahogados en la costa de Libia. Hay una nueva hambruna en Somalia, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen. Cerca de 1,4 millones de niños están en riesgo inminente de morir. No es una maldición bíblica. Es la mano del ser humano quien provoca estas muertes. Un auténtico fracaso para la humanidad. El mayor pecado es la indiferencia.