Representatividad patronímica

Manuel Blanco Desar
Manuel Blanco Desar EL SÍNDROME G

OPINIÓN

03 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

García, Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, Fernández, Pérez, González, Gómez, Ruiz. Estos son los diez apellidos más comunes en Cataluña. Los diez siguientes son Martín, Jiménez, Moreno, Hernández, Muñoz, Díaz, Romero, Navarro, Torres, Álvarez. Según Idescat, durante el 2016 los García catalanes de primer apellido eran 169.946 y 174.221 de segundo. O sea, hay más de 300.000 Garcías catalanes. Los diez apellidos más comunes en Cataluña los lucen alrededor de 1.500.000 catalanes. En contraste, para llegar a un apellido como Pujol hay que bajar al puesto 55 de la lista, con menos de 22.000 ciudadanos entre primer y segundo apellido. 

Si ahora examinamos los apellidos de los 135 diputados del Parlamento autonómico, ¿qué sucede? Pues que hay un divorcio total con los apellidos de la calle. Solo hay un García de segundo entre los secesionistas, que para compensar colocan un Rodríguez i González como backbencher, o diputado de gallinero. Los restantes García hay que buscarlos con lupa entre Ciudadanos -3- y entre el PP -otros 3-.

En otras palabras, si examinan la web del Parlamento catalán verán que los diez apellidos más populares de los catalanes apenas existen entre los secesionistas, donde proliferan los escasos apellidos patricios o patanegra. Así, para ellos, tiene más mérito apellidarse Puigdemont i Casamajó que ser un García Martínez. Además, sorprende la cantidad de filólogos en lengua catalana que hay entre los secesionistas, como se sabe especialmente cualificados para gestionar la economía o la sanidad, entre otros asuntos menores. A estas alturas quien no vea lo que sucede en Cataluña debiera correr al oftalmólogo. Tal vez si desde los García hasta los Álvarez se pintasen de negro sería más evidente. Se dirá que si no hay más próceres Garcías es porque no quieren, lo cual es una verdad pero no toda la verdad. Cuando el clima de superioridad sociológica es detentado por los selectos, estos ejercen una eficaz estratificación social.

Los Pérez están bien para trabajar de camareros o incluso de cardiólogos, pero para dirigir la nave están los Aubarell, los Llach, los Gabarró, los Millet… y los Pujol, unos más atildados y otros menos. Al fin y al cabo aspiran a ser franceses del sur, aunque sean despreciados por los galos septentrionales y atlánticos.

Sin embargo, pese a ser minoría, van controlando la agenda y las mentes, incluso de los Garcías, como lo demuestra que el líder de UGT-España, nacido asturiano como José Álvarez, se transmutase en Josep como líder de UGT-Cataluña, para ser ahora Pepe Álvarez. O como que el sucesor de Forcadell en la asociación denominada Asamblea Nacional Catalana, sea Sànchez y no Sánchez. No saben los de acentos mudados que la historia acredita que los plebeyos, aunque inviertan los acentos, jamás serán considerados iguales por los patricios, y a menudo han de ser rescatados por otros plebeyos.