Diccionario erótico

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

09 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Según publicó La Voz, hace unos meses una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico observó un vehículo detenido en el arcén de la autovía A-52, sin la señalización de emergencia. Los agentes detuvieron su vehículo, se acercaron al turismo y preguntaron a un joven que se encontraba en su interior por la persona que conducía. Este respondió a los agentes que estaría «en la cuneta, vomitando».

Los guardias localizaron a una pareja a pocos metros de la vía, tras la valla de protección de animales, pero para su sorpresa estaban atareados manteniendo relaciones sexuales. Tras invitarlos a «desistir en la actividad que en ese momento les ocupaba», la pareja suspendió la acción y, pasados unos minutos, declararon que se habían quedado sin gasolina y que por ese motivo había tenido que detener el coche en plena autovía; sobrepuesto a la interrupción, el hombre se sometió a la prueba de alcoholemia y dio positivo.

Ahora un juzgado de Ourense ha dictado la esperada sentencia en la que el acusado es absuelto, al estimar la jueza que no estaba probado que fuese el conductor; ninguno de los guardias lo vio al volante y si no conducía, no delinquió. Sin embargo, fue multado con ochenta euros por parar el coche en el arcén de la A-52, sin señalizar y sin ser una zona habilitada al efecto. Absuelto, pues.

Nada más lejos de mi intención que criticar a los protagonistas de esta historia, salvo por la imprudencia de tráfico, lo que me pregunto es qué tienen las autovías para ejercer como tan potente afrodisíaco, para convertir en crucial un cinturón que no es el de seguridad. Cualquiera pensaría que una carretera secundaria o un bello paraje arbolado serían un marco mucho más adecuado para esas eróticas prácticas. Sin embargo, no es la primera vez que un arcén o un área de servicio desatan una espiral de fantasía y desenfreno; como dijo Octavio Paz: «En todo encuentro erótico hay que un personaje invisible y siempre activo: la imaginación». 

¿Y qué me dicen de la Guardia Civil? Acostumbrados a regular el tráfico y a vigilar que cumplamos las normas de circulación, los agentes deben lidiar ahora con conductores con los pantalones a media pierna, con relaciones sexuales de alta cilindrada; en mi opinión, deberían recibir un plus en el sueldo por enfrentarse a estos encuentros sexuales en la carretera.

¿Y las sanciones? Me pregunto cuál es el artículo del código de circulación que se infringe. ¿No llevar abrochado el cinturón?

Termino. Por extraño que les parezca, más de una vez se han publicado historias en las que están presentes las autovías y la pulsión sexual. Sobre las primeras, ahora me explico por qué todo el mundo quiere una que le lleve a su pueblo, aunque el volumen de tráfico no lo justifique en absoluto. Sobre la cuestión sexual no sé qué decirles, pero, visto lo visto, yo propondría incorporar los términos autovía, cuneta y arcén al diccionario erótico.