Treinta y un años ejerciendo como letrado dan para reparar en muchas cosas. Una de ellas es que 120 agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado dedicados de forma exclusiva, y durante las 24 horas del día los 365 días del año, a la protección de las víctimas de la violencia machista en Galicia son muy pocos. En realidad son 40, pues es de imaginar que harán turnos de 8 horas cada uno, y las mujeres maltratadas gallegas son, que se sepa, alrededor de 1.300. Otra cosa que debo destacar es el trato exquisito con que los policías tratan a estas mujeres y la profesionalidad con que desarrollan su trabajo. Sobre este aspecto, nada más que decir. Diez sobre diez. Ahora bien, también es cierto que debo coincidir con el Sindicato Unificado de Policía, el cual días atrás denunciaba el caso de Pontevedra, que doy por descontado que es extrapolable al resto de provincias gallegas, en el que la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) está integrada por seis funcionarios, y solo uno se encarga de la protección de 37 mujeres de riesgo medio o alto, más otras 35 que han denunciado haber sido víctimas de agresión por parte de sus parejas o exparejas. Por mucho que la Guardia Civil, Policía Nacional, Autonómica o Local se desvivan por hacer bien su trabajo, carecen del don de la ubicuidad, por lo que es imprescindible que se les dote de más medios personales y materiales. Resulta lamentable escuchar a determinados políticos que pondrán todos los medios y recursos para terminar con la lacra machista, y asistir a la triste realidad de la dilapidación del dinero público en cosas realmente prescindibles.