Hacer amigos, agenda útil en política

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente Rajoy, casos de corrupción en su partido aparte, anda en recuperar la prudencia. Por obligación, como él ha señalado. Porque si bien a partir de mayo está en disposición de convocar elecciones, nada le garantiza una legislatura mejor, aun cuando sus contrincantes -sobre todo el PSOE- sufrieran mayores deterioros, salvo porque podrían alcanzar los 178 escaños con el concurso del todavía poco reconocido Ciudadanos, de acuerdo a lo estimado por Jaime Miquel. 

Si el presidente del Tribunal Constitucional asume que «hay problemas políticos que pueden resolverse satisfactoriamente aplicando las leyes, pero hay otros que solo pueden resolverse por la vía política», al presidente Rajoy le corresponde corregir el rumbo de su manera de gobernar durante su etapa de mayoría absoluta.

Etapa que produjo algunos monstruos de la razón como la ley mordaza, o el brutal deterioro de la función y Administración pública en España, sanidad y educación incluidas de manera sobresaliente, y un ministro y Ministerio del Interior prisioneros de las aguas vertidas en sus tiempos de oposición relativas al fin del terrorismo de ETA y al activismo en contra del Estatuto catalán, que les llevó a operaciones político policiales de dudosa legalidad y sensatez.

Pero no es solo Mariano Rajoy quien debe corregir su manera de hacer política. También el PSOE, el que salga de esas endemoniadas primarias, y el entorno de los Comunes, lo que va quedando de la antigua CiU, e incluso el Podemos de Pablo Iglesias. Porque aunque la mayoría de los dirigentes políticos actuales no lo crean, los españoles -catalanes, vascos, andaluces o gallegos incluidos- sabemos que la vía política para atender las necesidades de la sociedad consiste en estudiar los problemas y negociar las soluciones.

Por eso es absurdo que, enrocándose en su prepotencia, el Gobierno se enrede en una legislación menor para paralizar la actividad legislativa del Congreso si esta puede considerarse que altera déficit y presupuestos.

En contraposición, y más allá de conflictos enquistados, o los disgustos derivados de la perdida mayoría absoluta y su forma prepotente de gobernar tan evidentes en la ley mordaza o la educación, Mariano Rajoy y su Gobierno se empeñan también en hacer amigos. Muy singularmente con el PNV, además de Ciudadanos, para estudiar problemas y negociar soluciones en un toma y daca de buena política, al tiempo que con tal actitud indican qué problemas del autogobierno y de los ciudadanos vascos son solucionables sin derivas soberanistas al estilo Bildu, Mas o Junqueras. Y separando el grano de la paja, o lo táctico de lo imprescindible, en esa estrategia debieran situarse socialistas o Podemos, en temas cruciales. Cataluña, las pensiones, la desigualdad y los trabajadores empobrecidos, por ejemplo.