Se arrepentirá, señor Iglesias

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

23 mar 2017 . Actualizado a las 08:52 h.

Bienvenido a la sinceridad, partido político Podemos. Está confirmando con hechos cuál es la auténtica razón de su presencia en la política española. Es aquella que decíamos en mi oficio, copiando a algún genio que siempre desconocí: «Dime de qué se trata, que me opongo». La cumplen con rigor, y no me refiero a los tonos parlamentarios de Pablo Iglesias, que disgustan a mucha gente, pero son ocurrentes. Tampoco me refiero a su intransigencia con el Gobierno, que siempre será poca. Me refiero al gesto de recibir a las familias de los detenidos por los sucesos de Alsasua y su actitud política ante su agresión a los guardias civiles. 

No seré yo quien critique que se reciba a unas familias. Ellas también están sufriendo daños colaterales de aquel suceso y por supuesto, son inocentes. Pero lo que podría haber sido un detalle humano se ha convertido en un acto de intención proselitista y producto de una actitud antisistema. Quienes atacaron a los guardias no eran unos ciudadanos que pasaban por allí y hubo un malentendido. Eran miembros de una organización que propugna la salida de la Benemérita del País Vasco y Navarra. Eran militantes de una causa que fue argumento finalista de una banda asesina en los años de plomo. Eran militantes de odio, porque solo desde el odio se puede golpear como se golpeó a dos agentes que supongo que tendrán el derecho mínimo de tomar una copa en un bar. Y con agravante de multitud, que pudo hacer derivar el ataque en linchamiento.

Si estamos en un Estado de derecho, hay que suponer que la autoridad judicial que calificó los hechos como terroristas, encontró suficientes razones para hacerlo. Estudió el caso, escuchó a los testigos, conoció la versión de agresores y víctimas y analizó el ambiente. Terrorismo no es solo poner un coche bomba o asesinar con un disparo en la nuca. Terrorismo es también agredir, extorsionar a las fuerzas del orden para expulsarlas de un territorio o impedir con violencia que sus agentes hagan vida normal en la comunidad. Eso es mucho más que un delito común, como pretende Podemos. Aunque moleste a ese partido, es violencia política, que creíamos erradicada de este país.

¿Y qué hizo ayer Podemos, no al recibir a las familias, sino con las palabras que les dijo? Legitimó esa violencia. Le otorgó cobertura ideológica. Es decir, le dio respaldo político. De aquí en adelante, quien quiera golpear o dar un escarmiento a un agente de la Seguridad del Estado puede sentir que no está solo, que hay un partido dispuesto a defenderle. Y además, en un ámbito institucional. Me parece grave, señor Iglesias. Mejor dicho: me parece poco sensato. De esos gestos es de los que uno se arrepiente cuando llega a gobernar.