Los okupas también votan

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

31 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer nuestro periódico contaba que una mujer tapió su casa con los muebles dentro. Y todo para que no se la okupasen otra vez. También relataba La Voz el negocio que se ha edificado en torno a este delito consentido por algunos. Qué les voy a contar, si hasta la alcaldesa de Barcelona fue okupa en su día. O sea, que la propiedad privada ha dejado de ser privada y pasa a estar a disposición de todo aquel que se considere un oprimido por el sistema, que es tan perverso que todo lo permite.

Dónde hemos llegado. Y dónde están los que toleran, desde gobiernos municipales, esta subversión de todos los valores. Como sigamos así va a resultar que la gente honesta y trabajadora va a semejar una especie en extinción. Mejor ser un vago, el Estado te protegerá. Mejor no estudiar ni esforzarse, el Estado te dará vivienda y una paga a fin de mes (Podemos y sus mareas, y su BNG, que calla y otorga, es lo que intentan: igualar al menesteroso con el diligente). Y si no te da vivienda, pues tú te la tomas. No va a pasar nada. Hasta puedes trascender a los anales de la historia como una víctima de la crueldad de los tiempos modernos.

En torno a la okupación se ha erigido una mafia. Otra más. La que saca provecho de los delitos consentidos y promovidos por una parte de la política que a mí, y lo escribo desde mi libertad una y otra vez, me resulta detestable. Son los que creyéndose salvapatrias quieren convertir Galicia y España en territorios inhabitables. Es el tango de Santos Discépolo: «Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador».

La nueva política quiere igualar desde abajo. Por eso no clama contra el delito de los okupas (aunque sí clama contra Amancio Ortega, que acaba de donar 320 millones de euros para mejorar los equipamientos de nuestra sanidad pública). Son los mismos que apoyaban los escraches. Los que aplauden la sedición catalana. Los que piensan que todo «nos la bufa» Los okupas son de los suyos. Ellos también votan.