Saldo parcial de la nueva política

Xosé Luis Barreiro Rivas
Xosé Luis Barreiro Rivas A TORRE VIXÍA

OPINIÓN

03 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras dilucidamos si Trump hace nueva política, o si el Brexit, Le Pen, Kaczynski (Polonia), Wilders (Holanda), Hofer (Austria) y Petry (Alemania) son colegas de Iglesias o fósiles neandertales clonados por Putin, me parece oportuno hacer un balance provisional de las nuevas políticas, al tiempo que le preguntamos a millones de electores si piensan razonar o van seguir votando en las urnas de Pandora (que así defino las elecciones realizadas bajo el síndrome de la indignación obcecada).

El incuestionable genio mundial de la nueva política es Maduro, que, tras superar a Chávez en todos los frentes, ha conseguido arruinar un país riquísimo; tener supermercados vacíos, panaderías sin pan, gasolineras sin gasolina y farmacias sin medicinas; quitarle al parlamento su facultad de legislar y encarnar la soberanía nacional; poner a las jerarquías militares y judiciales en la lógica de la rapiña sistemática; encarcelar a los opositores, y situar al pueblo al borde de la guerra civil. Un milagro de gestión al que el think tank de Podemos le encuentra mil explicaciones.

También debe ser nueva política la que hizo posible que «la gente» de Paraguay -aprovechando su estatus de democracia feliz y sin leyes mordaza- plantase fuego al Parlamento, rememorando la quema del Reichstag por Hitler o el asalto de las Cortes españolas por el indignado salvapatrias Tejero.

Claro que esta liberal desprotección de las instituciones también le mola al PSOE, que no soporta que la ley mordaza impida que el pueblo soberano pueda imitar estas acciones participativas tan guay del Paraguay.

Otro nuevo político es el payaso Beppe Grillo, que, sin más recursos que la indignación y la desafección estériles, consiguió convertir a Italia en una imparable máquina de triturar políticos y partidos, cuya última víctima fue el semipopulista Renzzi. También ronda la nueva política los que, levantando una ola de indignación contra Rouseff y Lula, consiguieron entrar en fila india -y en solo dos años- en las celdas de la casta, mientras la economía de Brasil se desangra por sus rendijas.

La nueva política resplandece igualmente en el trapalleiro y empalagoso independentismo catalán, en el tierno desatino de Carmena, y en la municipalización laicista de la Seo de Zaragoza.

Y hasta me temo que sea nueva política el galimatías montado por Rivera, que ya ha conseguido aliarse al mismo tiempo con Mariano Rajoy y el PSOE, y programar una moción de censura que le dé a Podemos las llaves de su programa de salvación nacional.

Y mire usted si será eficaz este Rivera, que incluso logró despistar a la inteligentísima Arrimadas, que, hasta lo de Murcia, siempre sabía en qué clave tenía que tocar. Porque la nueva política siempre es lo mismo: animar y empoderar a la gente para que opte -de forma muy libre y participativa- por el caos.