La bomba

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

16 abr 2017 . Actualizado a las 11:07 h.

Me imagino que Trump se habrá sentido Truman y habrá recordado la bomba atómica que aquel lanzó sobre Hiroshima en 1945. El proyectil se llamaba Little boy y el avión que lo trasportaba Enola Gay, nombres con los que juega Martin Amis en su estupenda novela Campos de Londres. Lo de Trump, claro, ha sido más modesto y usó una bomba sin nombre, aunque, por lo que nos contaba ayer Luís Pousa, bien pudiera haberse llamado Chocolate

Pero yo no me olvido de los degollamientos de rehenes extranjeros ni de las quemas de prisioneros enjaulados, o el lanzamiento de los homosexuales desde las azoteas. Recuerdo cómo los monstruos del Estado Isámico decapitaron a Khaled Assad, el arqueólogo jefe de Palmira, un sabio de 84 años. Cuando pienso en el Estado Islámico se me viene a la cabeza Pol Pot o Stalin, Leopoldo II o el etarra Josu Zabarte, el carnicero de Mondragón.

Desde que el mundo está organizado en países con sus gobiernos y sus administraciones uno espera que los que mandan se ocupen de frenar desmanes como los del Estado Islámico, pero en cambio a los vecinos nos han sometido a un bombardeo de noticias espeluznantes para amargarnos la vida, obligándonos a ser testigos impotentes del horror. Ahora el fantoche resulta que va y suelta un pepinazo en todo el meollo y mata a nosecuántos. Y a los gobiernos europeos, incluido el español de Rajoy, les parece bien. Por qué entonces han esperado tanto y han permitido tanta salvajada. Parece que poco hemos aprendido desde la guerra de Bosnia.