No parece que haya sido casualidad que un presunto terrorista islamista tiroteara a una patrulla de vigilancia en los Campos Elíseos justo cuando en la televisión nacional francesa los once candidatos a la presidencia del país exponían sus propuestas políticas. En el programa, que comenzó a las ocho de la tarde, cada uno de los candidatos disponía de quince minutos para convencer a los espectadores, con un derecho de réplica de dos minutos y medio. Todo iba bien hasta que, sobre las nueve, un hombre ya condenado por haber disparado a tres agentes detuvo su coche al lado de un furgón de la policía estacionado en los Campos Elíseos y abrió fuego, ocasionando la muerte de un gendarme y heridas a otros dos. La noticia no tardó en llegar al plató, obligando a los candidatos a improvisar una declaración sobre el ataque, cuya autoría ofrece una clara vinculación con el terrorismo islamista.
El terror yihadista ha pasado a ser una de las principales preocupaciones del electorado francés, de tal manera que ha sido inevitable que se haya colado en el discurso político de las diferentes opciones. El ataque reafirma la relevancia del problema en un momento en el que cuatro candidatos lideran las encuestas sin un ganador claro. Teniendo en cuenta que, según los analistas, los franceses son socialmente de izquierdas pero conservadores en la economía, puede que la propuesta antiterrorista incline la balanza en un giro sorprendente.