La mojigata

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Partamos de una premisa: a Esperanza Aguirre los ciudadanos no la hemos ido a buscar a su casa para que nos organice la vida. Está ahí porque se puso, como todos los políticos. Ahora resulta que le tenemos que montar un acto de desagravio porque sus amiguitos robaban, y llora ante las cámaras. Esperanza, cuando vienen mal dadas, se convierte en una ancianita indefensa o, como ahora, en una seglar piadosa que viste con recato y deja asomar una medalla de la Virgen para que la vea la señora fiscala. Anda ya. Si no fuera porque siempre le asoma el colmillo, alguien habría que le comprara el personaje. En un país decente estaría merendando en Embassy con su marido hace ya varios años; ahora ya ni eso, porque Embassy ha echado el cierre y nos va a privar de sus sándwiches de pepino. Pero el sistema funciona a pesar de los políticos, que quieren organizar comisiones de investigación cuando ya los jueces están metiendo a los chorizos en la cárcel, y gastan nuestro tiempo y nuestro dinero en decirse cositas poniendo el perfil bueno a la cámara. O dicen lo de me la suda, me la trae floja, que ya se sabe, contra la casta, la ordinariez. O se rasgan las vestiduras como si no nos acordáramos de que el PSOE fundó la corrupción con Filesa, Malesa y Time-Export, que suenan a tapaderas de la TIA de Mortadelo. La verdad es que, a mi edad, ya solo el Ministerio Fiscal me sube la adrenalina.