Vomitiva corrupción

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

26 abr 2017 . Actualizado a las 08:22 h.

Son tantos los responsables políticos del PP acusados de corrupción, que es lógico, así, de entrada, que muchos no puedan dejar de sentir una importante animadversión hacia esta formación. ¿Cómo es posible que Esperanza Aguirre no se enterara de las fechorías de Francisco Granados o Ignacio González, dos de sus personas de máxima confianza? También resulta difícil de entender que Mariano Rajoy anduviera en la inopia respecto de los saqueos de Bárcenas o de otros personajes de peso en Génova 13. Pues quien esto escribe, quizás pecando de ingenuo, cree en la honorabilidad de Aguirre y Rajoy. Se puede estar o no de acuerdo con la forma de hacer política de ambos. Cabe la posibilidad que a unos les caigan mejor que a otros. Pero pocas son las personas que pueden afirmar rotundamente que nadie en su vida le defraudó, por mucho que en algún momento de su relación hayan puesto la mano en el fuego por el defraudador en cuestión. La condición humana es lo que tiene. Existen verdaderos expertos en el arte de robar con aparente dignidad. Gente capaz de clavarte más veces un puñal que Bruto, Casio y Casca a Julio César en la Curia del teatro de Pompeyo, donde se reunía el Senado de Roma, y tras ser apresados con las manos en la masa proclamar con absoluta altanería su más que dilatada trayectoria de servidor público. Y esos virtuosos del engaño se la meten doblada a don Mariano, a doña Esperanza y a don Lucero del alba. Son genios de la mentira, del descaro y del latrocinio. Políticos corruptos. La gran lacra española.