Podemos quiere censurar... al PSOE

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

28 abr 2017 . Actualizado a las 08:46 h.

No hay que ser un genio para descubrir el tan avieso como evidente objetivo que persigue Podemos con la moción de censura que ayer anunció contra el Gobierno: colocar al PSOE en una situación imposible que ahonde aún más, si cabe, el gravísimo conflicto interno que lo tiene, al borde de la escisión, atenazado. 

La moción de censura solo puede aprobarse en nuestro sistema constitucional con el voto afirmativo de la mayoría absoluta del Congreso (176 diputados) lo que, para el caso, supone que la anunciada por Iglesias no tiene ni la más mínima posibilidad de prosperar sin el apoyo de todos y cada uno de los diputados del PSOE. ¡Y ahí, claro, está la cosa! En colocar a los socialistas entre la espada y la pared. Para ser precisos: entre la espada del apoyo socialista a la decapitación política del presidente del Gobierno para poner en su lugar a uno que tendría que gobernar, entre otras fuerzas, con el apoyo de dos partidos que dirigen una sublevación institucional contra nuestro Estado democrático (ERC y PDeCat); y la pared de un voto negativo que servirá a Podemos para lanzar una nueva campaña por tierra, mar y aire contra el PSOE, al que, probablemente con el apoyo de Pedro Sánchez y los suyos, acusaría de mantener en el poder al Gobierno más corrupto del planeta.

A base de pretender ser sofisticado, Podemos ha acabado comportándose como los niños cuando mienten: de un modo transparente. Tanto que la moción de censura contra el Gobierno que acaba de anunciar es una pieza más, sobresaliente, de la estrategia que ha mantenido desde su mismo nacimiento: la de acabar con el PSOE. Esa es ya su patológica obsesión y a ella ha dedicado Podemos todos sus esfuerzos. También este: a Podemos le importa un pito el PP, con el que no tiene ningún espacio de competencia electoral. A Podemos le obsesionan los votos del PSOE, indispensables para convertir en realidad el sueño, ya pesadilla, presidencial de Pablo Iglesias.

¿Es ilegítima la estrategia podemita de intentar hacerse con el electorado socialista? En absoluto, pues en eso consiste precisamente la competencia política en las sociedades democráticas. Lo que es ilegítimo es jugar sucio, tirar la piedra y esconder la mano, o, como en el caso de esta payasada de la moción de censura, anunciar pomposamente que la pedrada es contra el PP cuando hasta el más lerdo observador de la política española sabe que se dirige a la misma sien del Partido Socialista.

¿Es este Podemos, intrigante y desleal con el PSOE hasta el delirio, el aliado estratégico con el que Pedro Sánchez aspira a gobernar? ¿Es el partido hermano al que el ex secretario general socialista ha fiado su oportunista y chaquetero giro a la izquierda? No cabe duda. Por eso, la última andanada de Iglesias contra el PSOE debería ser la prueba del nueve para todos los socialistas que aún dudan de a quién votar en las primarias.