Al gato de Chesire lo conocemos por Lewis Carroll. Sin embargo, el gato que reía siempre y que a veces semejaba un fantasma, tiene amplio recorrido en la cultura inglesa. Sonreír como el gato de Chesire es reír enseñando los dientes. Así veo yo la moción de censura. Sus objetivos son claros. El primero, propaganda: ese es el fin cierto del macho alfa del grupo (Iglesias), al que aplauden las mareas nacionalistas gallegas. El segundo, poner en evidencia al PSOE, partido al que pretenden destruir. Para ello contarán con los que jalean a Sánchez, que los ha llevado al abismo: dos elecciones, dos resultados «históricos». El gato de Chesire sigue riéndose. De España entera y de los gallegos que los votaron, principalmente. Hasta que un día solo les quede la sonrisa y, como el gato, desaparezcan.