El escarabajo pelotero

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

30 abr 2017 . Actualizado a las 10:42 h.

Parece ser que esta semana Jordi Pujol, como Gregorio Samsa, se despertó una mañana y se encontró convertido en un escarabajo. Lo bueno es que, al igual que el protagonista de La metamorfosis, de Kafka, a Pujol no le preocupa tanto su nuevo aspecto, sino la molestia que su imagen pueda causar en los demás. Jordi se disculpa no por haber robado, sino por el revuelo que eso está causando estos días. Siente molestar. A su señora, Marta Ferrusola, la madre de los siete, parece que, prometida con el president cuando todavía era médico, le cantaba su madre lo de «casa miña filla casa, que unha perna tapa a outra». Y así le fue, que hace solo dos años explicaba ante el Parlamento catalán que no tenía un duro y que sus hijos iban «con una mano delante y otra detrás». Aunque no sé cómo su hijo Jordi puede, con semejante postura, conducir su Aston Martin Diagonal abajo. Lo extraordinario de semejante desfalco, solo comparable a lo del guineano Teodorín Obiang, el hijo tarambana del dictador, es que mientras yo escribo este artículo, los catalanistas no sacan una muñeco de paja con el nombre del honorable y lo queman frente a la fuente de Canaletas. Lo malo es que dicen que atacar a Pujol es atacar a Cataluña. Porque en realidad el catalanismo ha resultado para el Gran Timonel un negocio inmenso, una sangría comparable a la de Obiang Nguema en su rico y pequeño país africano, más pequeño incluso que Cataluña. No quiero imaginar lo que podría ocurrir si en el cabo de Creus encontrasen petróleo.