El monte en llamas

Manel Loureiro
Manel Loureiro PRODIGIOS COTIDIANOS

OPINIÓN

30 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vez me explicaron que los incendios se dan por una suma de factores. Aquí en Galicia, donde tanto sabemos de fuegos, algo de eso se viene a la mente cuando vemos la situación política actual. Por hacer un paralelismo, si España fuese un bosque el riesgo de incendio sería altísimo en este momento. 

Por un lado, tenemos al PP, que no deja de añadir leña a un monte reseco por la corrupción. Cada nuevo caso delictivo que día tras día aportan los populares es combustible listo para incendiar la indignación colectiva, a la espera de que algún pirómano se suba a las colinas con un mechero para ver arder el mundo. Su responsabilidad en esta situación es tan atroz que duele.

Por otro lado, tenemos a PSOE y Ciudadanos, que en este símil serían los comuneros encargados de mantener el monte limpio. En vez de eliminar de raíz toda ese montón de leña reseca, mantienen una posición diletante, unos atrapados en su guerra de trincheras y los otros dudando si cortar por lo sano los árboles que sueltan la hojarasca o dejarlos crecer, porque les da vértigo ver la montaña sin árboles aunque estos estén podridos.

Pero en este drama falta un incendiario, y ese papel le ha tocado a Podemos. Con su estrategia de agitación en lugar de política, lo que hace es arrimar la yesca a esa montaña, deseando que todo se queme pero sin pararse a pensar que puede suceder una vez que el fuego esté sin control. Como los incendiarios, Podemos quiere ver arder el mundo, pero no mide bien las consecuencias.

La política espectáculo, el agit-prop continuo tal y como la entiende Pablo Iglesias, se basa en gestos carentes de contenido pero que suben la temperatura de ese monte a punto de arder. No hablo de charadas más o menos simpáticas, como el Tramabús, sino de la moción de censura recientemente anunciada: una moción sin candidato, programa o posibilidades de victoria, comunicada al resto de los partidos políticos minutos antes de anunciarla a la prensa. Puro espectáculo.

Da la sensación de que en Podemos no se han tomado en serio la moción: No hay ni acuerdos, ni pactos de mínimos ni nada de lo necesario para poner en el mismo barco a fuerzas tan dispares como los morados, PSOE o C’s. Tan solo ruido y fuego, destinado a poder decir más tarde: «Es que nosotros queríamos, pero no nos han dejado», para de esa manera desgastar a las otras fuerzas en la oposición. El resultado es más cabreo ciudadano, más polarización y más irresponsabilidad, tanto por su parte, como por parte del PP, que mientras tanto no deja de añadir brazadas de combustible a un monte a punto de arder.

Lo más curioso de todo esta historia es que me imagino a Rajoy, totalmente perplejo, viendo cómo la oposición se acuchilla entre sí por culpa de una supuesta moción destinada a tumbarle a él, en medio del peor tornado de corrupción que sacude a un PP que gobierna en minoría. De traca.