De nuestro corresponsal en Madrid: «Ceremonia nupcial en Soto del Real: Dos conocidos jóvenes de la sociedad madrileña han contraído matrimonio este sábado. Los enamorados novios optaron por la prisión de Soto del Real, donde está ingresado el padre del novio, frente a la de Estremera, en donde cumple condena el padre de la novia, por su cercanía a la capital y sus excelentes instalaciones. También han valorado el número de invitados que ya residen en ese centro penitenciario, evitándoles así penosos desplazamientos».
Nunca he estado en la cárcel, ni siquiera he visitado una prisión en mi vida, pero viendo cómo están las cosas, me están entrando unas ganas locas de pasar un fin de semana en Soto del Real. No es que el Partido Popular de Madrid haya pedido el reagrupamiento de los presos, pero allí los hay de la operación Púnica, de la Gürtel, de la Lezo, además de gente de Ausbanc, de Bankia, un Pujol, etcétera. Debe de haber un ambientazo.
Desde hace mucho tiempo no ha habido una concentración similar de gente tan importante, hasta el punto que la boda de la hija de Aznar, o de cualquier otro cachorro de los vips, hoy se podría celebrar en la capilla de la prisión. Me imagino al capellán, en la homilía, hablando de cuando Jesucristo expulsa a los mercaderes del templo por convertirlo en una cueva de ladrones. Tras la celebración, una comida servida por el cátering de un conocido empresario de la capital imputado y después una barra libre, amenizada por El rock de la cárcel. Fiestón.
Por supuesto, los regalos se entregarían en sobres cerrados y el viaje de novios lo harían a Panamá, dónde si no. En la puerta, a modo de pasillo, se alinearían damnificados de todo tipo para ver pasar a los invitados famosos, hasta que alguien de la familia de la novia salga a decir: «Siento mucho lo que está pasando». Al día siguiente, el vídeo de la ceremonia se haría viral y el programa Carceleros viajeros se emitiría desde el patio de la prisión.
Sin embargo, y sin ánimo de frivolizar, a mí lo que más me ha sorprendido de todo esto es la extraordinaria capacidad de nuestras prisiones y, en especial, de la de Soto del Real. La Guardia Civil se pasa el día carretando políticos y sigue habiendo sitio; para que digan que en España construimos mal, que se pagan comisiones, etcétera. Pues esa cárcel está muy bien dimensionada y hay que felicitar al arquitecto responsable.
Por lo demás, y de esto no tengo total certeza, me han dicho que una cadena de televisión pretende imitar el programa de Bertín Osborne entrevistando a algunos políticos implicados en casos de corrupción; al parecer, están esperando el permiso de Instituciones Penitenciarias. Como no podía ser de otra manera, el programa se llamará En tu cárcel o en la mía. Un pelotazo.
Vale, puede que esté exagerando un poco, que me haya dejado llevar por mi admiración por Los Soprano, pero, si lo piensan, todo esto empieza a ser bastante verosímil salvo lo de la barra libre en una cárcel que, sinceramente, no lo veo. En fin, al menos nos queda cantar el Hoy hubo una fiesta aquí en la prisión.