Estúpidos

Luis Ferrer i Balsebre
luis ferrer i balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

14 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Quevedo sentenció: «Todos los que parecen estúpidos lo son y, además, también lo son la mitad de los que no lo parecen». 

Al estúpido lo define el diccionario de María Moliner como «un bobo, tonto, persona que molesta por su falta de discreción u oportunidad». La Real Academia Española aplica el término para alguien «notablemente torpe para entender las cosas y falto de talento».

Me sorprendo de que no exista una conspiración a nivel mundial para fomentar la proliferación de tantos estúpid@s. El estúpid@ no es un malvado, no es alguien que utilice el arma de la ignorancia, la impertinencia, la mala educación o la arrogancia de forma consciente, el estúpido no se lo hace, simplemente lo es, por eso resulta tan irritante, porque con ellos no se puede discutir, son irrefutables a la argumentación lógica y solo resta soportarlos.

El muestrario sigue aumentando en esta temporada primaveral: el senador de Compromís con camisa imposible de esta semana rompiendo la foto de su compañera de piso desde la tribuna del Senado, en un gesto de sublime estupidez desgastada; la mercurial Alba Carrillo y su nebulosa madre exhibiendo en cueros un grado de estupidez tropical asombroso.

Por no hablar del alcalde de Calasparra, que dice que no ve «qué problema hay en manifestar los sentimientos en público» -solo un estúpido XXL puede lanzar una afirmación así-, o de Pablo Iglesias haciéndose el sueco sobre Venezuela y sacándose de la chistera una arepa rellena de estúpido oportunismo cargado de estratégica malicia; o de la madre superiora del «tres per cents» afirmando no tener una pela y que se la pela la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal.

Y seguimos: le petit mêtre de Monsieur Hollande saliendo estúpidamente estirado por el corralillo del Eliseo sin saber aún qué es lo que le ha pasado para terminar evaporándose sin dejar rastro de grandeur. El reiterativo Risto Mejide, que alcanza el cénit de la estupidez a base de soltar impertinencias a todo cuanto incauto se le pone delante, haciendo de sus desagradables estupideces seña de identidad fiscal; la desfigurada salchipapa de Leticia Sabater, que parece no darse cuenta de lo estúpida que resulta su popularidad.

El incalificable Nicolás Maduro hablando con las vacas mientras el corral se derrumba. Los tupés del coreano Kim Jong-Un con su Scalextric nuclear y de Donald Trump amenazando a periodistas y directores del FBI. ¿Cómo es posible que haya tantos y con tanto tirón?. ¿Qué grado de estupidez podremos llegar a soportar los espectadores de esta caravana de monstruos que recorre la actualidad?

Como casi siempre, Quevedo tenía razón, con el agravante de que en el siglo XVII había mucha menos población que ahora y no se exhibían tanto. Así que carguen las alabardas de paciencia porque las legiones de estúpidos y estúpidas avanzan sin compasión por todo el muladar.