Tres tristes tigres

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

16 may 2017 . Actualizado a las 08:13 h.

Si la situación que atravesaba el PSOE era preocupante, tras lo visto ayer es alarmante. Los candidatos convirtieron el debate en una reyerta personal disputada a garrotazos, de la que fue imposible extraer una propuesta, una idea, un proyecto, porque casi todo se redujo a un cruce de puñaladas traperas con el único objetivo de destruir al rival. De lo que proponen para España y para su partido Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López seguimos sin saber apenas nada, porque poco o nada nos contaron. Si lo que vimos ayer es todo lo que tiene que ofrecer el PSOE a los españoles y a sus afiliados, el futuro pinta mal para los socialistas, gane quien gane.

Los estacazos y golpes bajos entre Díaz y Sánchez fueron tantos y tan aviesos, que a Patxi López le bastó con hacer lo que ha hecho todo su vida, relativizarlo todo, situarse siempre en la equidistancia y decir obviedades, para convertirse en el triunfador de un duelo que desnudó la enorme crisis de ideas y liderazgo que vive el PSOE. La medida de hasta qué punto los socialistas han perdido sus propias referencias la da el hecho de que los tres aspirantes dedicaran una buena parte de su tiempo a discutir, en un ridículo enredo terminológico, sobre lo que es España. Sánchez se lleva la palma con su «plurinacionalidad cultural», que llega después de su «España plurinacional» y su «nación de naciones», pero, por lo visto ayer, ahora mismo no hay un solo socialista, ni siquiera Díaz ni López, capaz de decir con rotundidad, sin complejos y sin salvedades, que España es una nación única e indivisible, que todos los españoles son y deben seguir siendo iguales ante la ley y que poseen los mismos derechos, vivan donde vivan. A eso hemos llegado.

En medio de su prepotente repetición del «yo soy la que siempre gana», Díaz acertó a citar indirectamente la clave del asunto. Su compromiso de renunciar a la secretaría general si con ella al frente el partido empeora sus resultados desnudó a un Sánchez que incomprensiblemente sigue ahí, como el conejito de Duracell, después de cosechar los dos peores resultados de la historia del PSOE. De haber asumido su responsabilidad en ese fracaso, los socialistas estarían al menos en disposición de retomar el rumbo perdido. «Tu problema eres tú», le dijo Díaz, con el mayor de los aciertos.

Enfrente, Sánchez se mostró como el oportunista que es, cambiando de discurso a cada rato, sin más idea política que el «no es no» y hasta recurriendo a su condición de parado como un argumento de autoridad. La figura de Díaz sale fortalecida por comparación con la pequeñez de su rival. Pero el debate demostró que, aunque Sánchez es la peor de las opciones para el PSOE, ni Díaz ni López son la solución definitiva a los males que aquejan al partido. Tras este duelo entre lo que parecieron tres tristes tigres, los socialistas están hoy en peores condiciones que ayer. Y la mala noticia es que todo indica que hoy están mejor de lo que estarán a partir del próximo domingo. Gane quien gane, el PSOE seguirá necesitando un líder que recupere el discurso y la unidad.