Los ombligos

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló EL CHAFLÁN

OPINIÓN

02 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Europa está diseñando un eje ferroviario atlántico que ignora el arco atlántico español. De Burdeos a Bilbao y de allí a Oporto. Todo el noroeste español se queda al margen de la estrategia de comunicaciones de Bruselas. ¿Por qué? Hace unos días, en un debate sobre la necesidad de articular mecanismos de integración en espacios geográficos como los que conforman las áreas de A Coruña y Ferrol, el catedrático Precedo Ledo apuntaba una razón. Europa quiere conformar una red de ciudades competitivas, demográfica y económicamente fuertes, y a Galicia le falta la argamasa que le dé cuerpo y consistencia.

Da la impresión de que lo que falta es la unión administrativa y de gestión; la determinación política para dotar a esta región del norte de Galicia de las infraestructuras de conexión que acompañen al comportamiento natural de muchas empresas y ciudadanos. Es cierto que la autopista contribuyó a acercar las dos ciudades y sus áreas de influencia, pero se arrastran todavía lastres como una línea de ferrocarril que impide que, por ejemplo, se vea desde Bruselas como una unidad urbana policéntrica o que se contemplen como enclaves europeos estratégicos los dos modernos puertos exteriores de Langosteira y Caneliñas.

Inditex, joya indiscutible de la industria europea, está enclavada en ese arco urbano que Bruselas deja fuera de su red de ciudades competitivas. La empresa textil es buen ejemplo de cómo interpretar un área en la que viven más de 600.000 personas. Desde Arteixo, Narón y (pronto) A Laracha gestiona su presencia en 97 países. Hay dos opciones: actuar como espacio económico único o seguir mirándonos nuestros insignificantes ombligos.