¿Vuelve a las andadas?

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

21 jun 2017 . Actualizado a las 07:47 h.

Pedro Sánchez tiene ante sí una extraordinaria oportunidad de recuperar la relevancia histórica del PSOE, pero no está claro que él lo sepa ni que lo quiera hacer. Su obsesión por llegar a la Moncloa ha reaparecido ya en su precipitada actitud de dejarse atraer por el abrazo de Podemos. No cabe duda de que por este camino se lo pone más difícil a sí mismo. ¿O le queda alguna duda de que Pablo Iglesias también quiere ser presidente del Gobierno? Sánchez debería tener presente una frase del sagaz Oscar Wilde: «Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento».

La realidad es que la moción de censura de Podemos ha fracasado en su objetivo inmediato, con apenas un 25 % de los votos de la Cámara, pero podría mudar en éxito si logra que el PSOE se convierta a partir de ahora en su proveedor de acreditaciones y apoyos, como pudiera deducirse del mensaje del portavoz socialista, José Luis Ábalos, en la misma sesión parlamentaria. ¿Es este el nuevo PSOE que quiere traernos Sánchez? Lo ignoro, pero invito a escuchar con atención las palabras de Ábalos. Vale la pena.

Personalmente, considero muy necesaria -y muy conveniente para España- la recuperación del PSOE, y creo que esto es posible sin cogerse de la mano de Podemos ni de nadie. Y cuando hablo del PSOE me refiero al de siempre, al histórico, al ganador, al de Felipe González y al de José Luis Rodríguez Zapatero (que se parecían, pero que no eran exactamente lo mismo). Ninguno de ellos admitiría condicionar a priori (es decir, antes de unas elecciones) sus programas con pactos desviacionistas o susceptibles de desnaturalizaciones. Pero, claro, quizá ocurre que los tiempos -y los líderes- han cambiado y el rollo patatero de hoy va de otros apriorismos más sutiles y confusos.

De hecho, creo que Podemos tiene mucho más claros sus propósitos que el PSOE. Es posible que me equivoque, pero creo que Sánchez debería dedicarse a recuperar a fondo su partido y solo después acceder -o no- a posibles pactos. Iglesias ya ha aprendido que las mociones de censura las carga el diablo, pero Sánchez parece empeñado en salvar a su rival por la izquierda. Algo paradójico, ¿no?