El Club de la Ocurrencia

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

02 jul 2017 . Actualizado a las 09:17 h.

A pesar de que muchos padres del pensamiento y la civilización ya advirtieron de la cantidad de tontos que nos acechan: «Stultorum sunt plena omnia» -todo está lleno de tontos-, Cicerón; «Stultorum infinitus est numerus» -el numero de tontos es infinito-, Eclesiastés, 1-15; «Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana y del universo no estoy seguro», Albert Einstein; etcétera. A pesar de eso, continúa sorprendiendo la cantidad de estulticias que brotan por todo el país como si de una epidemia se tratase, al punto de que cada mañana nos desayunamos con una nueva boutade más estrambótica si cabe. Esto comienza a ser una especie de Club de la Ocurrencia donde algunos pugnan por ganar el premio a la parida más ingeniosa.

Algunas perlas ejemplares de estos días: mientras los médicos y sanitarios valencianos echan humo por la precariedad de recursos y el caos de su sanidad, la consejera del ramo de la Generalitat Valenciana, licenciada en Medicina sin más ejercicio que trabajar toda la vida en el partido, publica una Guía breve para un uso no sexista del lenguaje en el ámbito sanitario -prioritaria sin duda desde su particular análisis de las necesidades del colectivo sanitario-, aconsejando que se utilice la expresión «persona preñada» en lugar de «mujer embarazada» para no ofender y discriminar a los transexuales. ¿Eso les ofende? También sugiere utilizar el genérico del servicio de cada especialidad para no discriminar a sus miembros y miembras sustituyendo por ejemplo «pruebas realizadas por el ginecólogo» por «pruebas realizadas por Ginecología».

El Ayuntamiento de Madrid pone semáforos con tortolitos y pide a su homóloga de París que le preste el título de Ciudad del Amor durante las celebraciones del orgullo. ¿Se puede ser más ñoño teniendo los problemas que tiene Madrid?

El alcalde de Blanes ilustra la cuestión del procés catalán comparando la diferencia que hay entre un catalán y un español con la que hay entre un noruego y un magrebí. Y yo, que llevo ocho apellidos catalanes en la sangre, no me siento ni noruego ni magrebí; algo falla, señor alcalde, y debe de ser que usted es de Granada, es decir, más noruego que ninguno.

Y ya, la guinda, un tipo se compra las prótesis mamarias de la pornoactriz Lucia Lapiedra por quinientos euros, las cuelga en la habitación como si fuera la cabeza del unicornio para enseñarlas orgulloso en la Red. Sin comentarios psicoanalíticos.

Tenían razón, el número de tontos es infinito, lo malo es que ahora se notan más, están en los medios, se meten en tu casa, en el hospital, en los juzgados, dirigen tu ciudad, gobiernan tu país... Y nadie les dice nada.

¡Qué fatiga!