El fiscal

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

El fiscal Alejandro Pazos, durante la sesión en la que se leyó el veredicto
El fiscal Alejandro Pazos, durante la sesión en la que se leyó el veredicto emilio moldes

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Para lamentar que los jueces no hablasen gallego se contaba un incidente durante un interrogatorio en una sala de vistas. A la pregunta «¿Conocía usted los límites de su finca?», el vecino contestaba con un resuelto «Home, non!» que un juez mesetario entendía como un rotundo no. Y a la pregunta, «¿Entraba a diario en los límites de la finca de su vecino?», el juzgado contestaba con un indignado «Home, si!» que de nuevo era considerado con el significado equivocado y trasladado al acta como si hubiese sido un sí cuando estaba claro que era un gran no. El relato apuraba un proceso menor pero daba idea de la desconfianza que la Justicia inspiraba a ciudadanos que entraban a una sala de vistas con los temblores previos al sacrificio y que temían que cualquier cosa mala podía sucederles en un lugar que proyectaba la distancia que se mantiene con lo que nos importa poco. 

A esa ajenidad han ayudado  también esas sentencias de jueces reaccionarios que llegaron a justificar violaciones por el tamaño de la falda y algunas conclusiones de la más alta curia que en pleno bajonazo de la crisis admitieron que las leyes estaban pensadas para condenar al robagallinas y no al gran defraudador. Como en tiempos del Lute.  

Quizás por eso han sido tan emocionantes las lágrimas del fiscal Alejandro Pazos, incapaz de hablar ante el horror en estado puro, sin mirar a ese padre de Moraña que asesinó a sus dos hijas pequeñas y que no está loco, porque eso nos hubiese aliviado, nos hubiese permitido entender algo de su salvajada, sus hijas implorándole que no las matara y él procediendo con su radial. Pazos se quebró con las manos tapándose la cara como si representara la desolación que nos embarga al averiguar en qué nos podemos convertir, qué tipo de cositas es capaz de hacer la especie humana. Las lágrimas de fiscal le hicieron mucho bien a la Justicia.