El virus y los festivos

Pedro Armas
pedro armas PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

11 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Al virus le vienen bien los festivos. Para colmo de males, los días santos navideños no cayeron en fin de semana sino que salpicaron de rojo el calendario. Sometidos a la fatiga de pandemia y a la ansiedad de quedada con los íntimos, nos relajamos y nos dispusimos a celebrar las fiestas al margen de los contagios. Los chinos son capaces de suprimir el Año Nuevo, el mayor evento social del país, pero los españoles somos incapaces de renunciar a la Inmaculada, la Nochebuena, la Navidad, la Nochevieja, el Año Nuevo, el día de Reyes... Los españoles no somos chinos, no encajamos bien la disciplina colectiva, no vivimos bajo una dictadura disfrazada. Tenemos una democracia aconfesional y joven, pero respetuosa con las tradiciones, en la cual, el discurso del rey es equiparable al mensaje papal urbi et orbi

Nuestros gobernantes decidieron que estas fechas navideñas fuesen tan entrañables como siempre, que la tradición prevaleciese sobre la precaución. Aunque parezca una paradoja, hicieron recomendaciones populistas a sabiendas de que no iban a ser tenidas en cuenta. Ahora solo cabe esperar que la curva de contagios no se salga de la plantilla. Las altas cifras de contagiados serán noticia cotidiana de telediario y las advertencias de riesgo mortal dejarán de impactar tanto en la población sana o asintomática. Se trasladará la culpa a los ciudadanos, avergonzándoles por sus actuaciones irresponsables, cuando los dirigentes no han destacado precisamente por su responsabilidad.

Hay varias hipótesis ya demostradas. Los virus se propagan más durante los festivos, se llamen Nochebuena o día de Acción de Gracias, se coma besugo o pavo. Unas semanas después de los festivos aumentan los contagios y unos meses después, los muertos. Los hospitales no pueden parar los festivos, pero los sanitarios no pueden trabajar a destajo, sin tener los correspondientes días de descanso. Los días festivos se hacen menos pruebas diagnósticas, se ponen menos vacunas, distorsionan las series de datos sobre incidencia real del virus y sobre vacunación. Hasta bien entrado enero no sabremos la repercusión de tantos festivos. No importa, como dice el refrán, «un mes antes y un mes después, Nochebuena es».