«O cebal do medio» y el marisqueo

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

CARMELA QUEIJEIRO

30 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos años la revista Grial, y este año una revista internacional, publicaron unos trabajos sobre la Galicia verde sumergida, conformada por lo que quedaba de los bosques de zostera, —una planta fanerógama— en los intermareales gallegos. Bosques marinos de los que una quinta parte de los que había en el mundo se han perdido, pero que al parecer podrían recuperarse con adecuadas actuaciones. La noticia de los proyectos de los pósitos que financiará este año el Fondo Europeo Marítimo de Pesca o la Consellería de Pesca aviva el recuerdo de las actuaciones del Plan Marisquero de Galicia hace 45 años.

Las acciones ahora propuestas y aprobadas no son nuevas, ni novedosas, incluso cabe preguntarse por los rendimientos obtenidos, datos de los que dispondrá sin duda la Consellería de Pesca. Sin embargo, en grandes cifras, no parece que el marisqueo en estos últimos trece o treinta y tres años haya logrado grandes avances, más allá de la introducción de la almeja japonesa que, con 4.800 de toneladas en el 2019 y un descenso en el 2021 a 3.500  toneladas, representa más del 70 % de la producción gallega de almejas. Según recoge La Voz de Galicia, los pósitos presentaron estos proyectos para disponer de 3 millones de metros cuadrados más de bancos marisqueros, poco para los 81 millones de metros cuadrados de posibles bancos marisqueros estimados hace unos años por los servicios de la propia consellería.

Por ello es tiempo de recordar que en 1977 el Plan Marisquero de Galicia, con Andrés Barros Dacosta como gerente —posteriormente director gerente de Anfaco y promotor junto con Tomás Masó, Francisco Albo y Jorge Jordana entre otros de Cecopesca—, y tras larga negociación con el cabildo del pósito de Arcade, subvencionó con 13 millones de pesetas, destinados mayoritariamente a jornales, una actuación para recuperar 132.000 metros cuadrados de una zona del fondo de la ría de Vigo conocida como «O Cebal do Medio», una pradera de zostera, que se extendía ocupando bancos antes marisqueros. Recuperación que llevaba aparejada arrancar las cebas, estimadas perjudiciales para los placeres de bivalvos, y la posterior aportación de áridos en las zonas limpias. De todo ello hay testimonio documental, en un boletín a ciclostil de O cebal do medio, informativo de los marineros de Arcade de entonces, y en la publicación científico técnica de las actuaciones en los Cuadernos Marisqueros editados por el Plan Marisquero. No así de los resultados posteriores. Acciones de cortar zostera y el aporte de áridos, todas ellas contrarias al mantenimiento de nuestros ecosistemas, pero que en aquel tiempo nadie advertía como perjudiciales ni tomaba posición en contra de esa decisión del Plan Marisquero, ni de los técnicos y el pósito que realizaron tales actuaciones. No sería hoy así ante una persistencia en el error. O no.