Sally Rooney, el amor de los «millenials»

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

18 sep 2022 . Actualizado a las 12:46 h.

Es puro hojaldre. Una delicia que se desliza por el paladar del lector. Sally Rooney (Castlebar, Irlanda, 20 de febrero de 1991) escribe como si lo hiciera con la punta de los dedos. Casi con la yema de los dedos. Es como una reinvención de Salinger, la nueva guardiana entre el centeno, pero mucho más depurada que el extraño escritor norteamericano. Esta autora irlandesa, nacida y crecida en el condado de Mayo, un pequeño territorio del noroeste irlandés contra el que se estrella el océano Atlántico, conoce como nadie las vueltas del corazón de los millenials, su generación. Escribe sobre ella, sobre ellos, con unos diálogos increíbles, de una alta sensibilidad. Empezó con Conversaciones entre amigos (2017) -de la que ya hay serie en HBO- y luego ya llegó el bum con Gente normal (2018). Ahora acaba de publicar Dónde estás, mundo bello. Rooney, por su forma de teclear, es casi una guionista.

Va de éxito en éxito. La pasada Navidad circuló un pequeño relato que es una explosión de sentimientos. Toca el tema del aborto y no les desvelo más, justo en un país como Irlanda. El texto se titula Concord 34, el modelo de la autocaravana donde transcurre parte de la acción. Estos folios son una miniatura de toda la obra de Rooney, que, como todos los que triunfan, cuenta con tantos fans como odiadores. Que si es simple. Que no cuenta nada. Que solo narra su ombligo y el de sus amigos. ¿Cómo es entonces que ha llegado a tantos millones de lectores en todo el mundo? Porque sus historias minúsculas están tocadas por el talento, con excelencia. Su truco es dificilísimo. Es muy complicado ser tan simple y llegar tan lejos. En los templos budistas hay monjes que se tiran décadas para escuchar el sonido del silencio, la profundidad de la apariencia, algo que Sally Rooney hace sin apenas esfuerzo. O da la sensación de que no le cuesta ningún esfuerzo auscultar a toda una generación, la suya.

En la publicidad de su último trabajo que inunda esas iglesias laicas que son las librerías, Dónde estás, mundo bello, se dice que es la historia de dos amigas que buscan el amor y la belleza ante un mundo incierto. Parece una obviedad, pero cómo la escribe ella hace que sea más bien el vuelo de una mariposa de seda. Otra vez, sus odiadores dicen que repite la fórmula. Pero, ¿no repetían la fórmula Charles Dickens o Gustave Flaubert? Sally Rooney le ha encontrado el tempo, el ritmo a sus contemporáneos. Y encima, a los de todas las edades nos regala verdades tan universales como estas: «Es imposible tener una relación amorosa en la que nunca causes dolor y nadie te lo cause». Claro. La intimidad es vulnerable. Siempre. Declara que le gusta investigar el amor. ¿Por qué no? ¿Es que hay algo más importante que el amor, salud aparte? El amor de pareja, entre padres e hijos, entre amigas, entre amigos. Sally Rooney ha llegado para quedarse y ojalá siga haciéndonos adictos a sus diálogos frágiles, a sus sentimientos evanescentes, a sus sensaciones etéreas. «Lo que sientes es normal», le dice a la protagonista su hermana en Concord 34. El amor no es un imán que se pega a la nevera, sin más.