Truss y la mediocridad en política

OPINIÓN

ANDY RAIN | EFE

24 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hasta la mejor de las orquestas desafina cuando no tiene un buen director. Tal vez, los músicos interpreten las melodías siguiendo las partituras, pero el latido conjunto, el sentimiento, la armonía en la emoción solo podrá escucharse de manera uniforme cuando alguien competente empuña la batuta. Lo mismo sucede en la mayoría de las organizaciones. Puede que los departamentos sigan funcionando, pero el progreso, el ritmo del trabajo, de la producción y de la innovación se verán seriamente afectados cuando las personas al mando no son capaces de dirigir con mano firme pero seria, responsable y bien formada. La adaptación ante las adversidades, el provecho en la bonanza y la evolución solo son posibles cuando se trabaja en equipo, cada uno asumiendo sus tareas con profesionalidad y liderados por los mejores entre los mejores, aquellos capaces de organizar y ganarse el respeto con el ejemplo y el rendimiento.

Desgraciadamente, llevamos más de cuatro décadas dirigidos por mediocres en la mayoría de los ámbitos. En tiempos de vacas gordas, la incompetencia molesta, entorpece y ralentiza, pero puede soportarse; en tiempos de vacas flacas destruye, desmoraliza y frustra. Nunca tan evidente como en la política actual, siendo el caso británico el más ilustrativo sobre la decadencia que vivimos. La vergüenza y desesperación que numerosos miembros del Partido Conservador han expresado ante la debacle que viene sufriendo su institución se ha saldado con la dimisión del jueves de la primera ministra Liz Truss. El programa de su campaña ilusionó a muchos frente al sosegado y «aburrido» realismo de su rival Rishi Sunak, anterior canciller de Finanzas con Boris Johnson, sin embargo, su puesta en marcha sacudió los cimientos de la City londinense porque al capital no le gustan los experimentos con Coca Cola. Menos aún, ante la actual incertidumbre. Gran Bretaña no levanta cabeza desde la aprobación del brexit, que ahora más del 70 % de la población rechaza, conscientes de que solo con la Commonwealth, y su prestigio en decadencia no se pueden afrontar los retos de la crisis actual.