Contra Dios

Xosé Ameixeiras
Xosé Ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

ANTONIO PEDRO SANTOS | EFE

31 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A Edson Arantes do Nascimento (Pelé) le robaron el aliento las últimas tinieblas del 2022. Un mito del fútbol que de niño fue limpiabotas. Un origen noble para O Rei, un astro del balompié. También se llevaron los postreros momentos de este año torpe el amor de Jorge Mario Pedro Vargas Llosa e Isabel Preysler. Es lo que tiene la vida. Los sentimientos son como las mareas, vienen, pero también se van e incluso acaban borrando las pisadas en la arena. El último sol del 2022 camina hacia el ocaso y se alejará en el Atlántico. Y ahí se ahogarán las penurias, las alegrías, los días de dicha y de dolor, los olvidos y los recuerdos, entre las olas y las corrientes. Iba a ser el gran año de la recuperación universal después de la penuria carcelera del covid, pero las alegrías fueron ahogándose a medida que los tanques de Putin avanzaban hacia Ucrania y le ponían la mano en el cuello a la paz europea. Los que daban al Führer por enterrado y bien enterrado descubrieron con horror que hay sátrapas dispuestos a resucitar sus métodos. Además de los atropellos, los refugiados y la muerte, la aventura bélica rusa inundó el mundo de tensión y de inflación. Con cuentas corrientes que se fueron diluyendo arrastradas por la galopante carrera de precios, que daba al traste con todas las previsiones de felicidad económica. Y también se llevó este año a la reina Isabel, que dejó en su lugar al cascarrabias de Carlos, que se la tomó con el tintero el primer día de faena. Y cuando ya creíamos que lo habíamos visto todo, llegó la terrorífica imagen de Majidreza Rahnavard (23 años) colgado sin vida de una grúa en Irán por hacer la guerra contra Dios. Lo que necesitamos del 2023 es, sobre todo, juicio, pero me temo que de eso no queda mucho. ¡Feliz año!