Renuncia a negociar y pactar

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

MARISCAL | EFE

25 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La propuesta estrella del plan estrella de «calidad institucional» de Núñez Feijoo no ha tenido una buena acogida. Ni adversarios, ni aliados, ni sus propios barones, ni la lideresa madrileña defienden lo presentado por el líder popular en Cádiz para la «regeneración democrática». Aun más, creó malestar en territorios gobernados por su partido porque creen que no es el momento de hablar de pactos poselectorales.

Y es que la propuesta estrella presenta numerosas lagunas que no solo la hacen inviable, sino que ofrecen la impresión de haber sido elaborada con una urgencia innecesaria. Porque la primera duda que surge es saber qué ha cambiado en este país para que, después de casi medio siglo funcionando perfectamente, tengamos que modificar la legislación electoral. ¿Se ha producido en este tiempo algún fraude en las urnas que pusiera en peligro la democracia? ¿O es, sencillamente, que los resultados electorales no son los deseados?

Cierto que de vez en cuando, y desde el fin del bipartidismo por la irrupción de nuevos partidos, surgen desde Génova iniciativas de este tipo, que aparecen y desaparecen en función de las necesidades del momento. Propuestas similares ya hicieron el propio Feijoo y el decapitado Casado con una ley que primaría con escaños a la fuerza más votada. Eso mientras, por ejemplo, en Ourense se llevaba a la alcaldía a Pérez Jácome, quien, según Feijoo, es un alcalde letal. Lo mismo ocurrió en Murcia, Madrid o Castilla y León. Y en cientos de lugares. Por eso, volver sobre el camino ya andado se antoja solo una ocurrencia oportunista.

Las normativas que nos dimos promueven los acuerdos y pactos. Y gobierna quien logra más apoyos. Así de sencillo. Quien más suma, manda, que es la mejor forma de representar la pluralidad política y social porque la llegada de partidos a las alianzas fortalece la calidad democrática.

Y esto no ocurre solo en España. Es práctica común en los países democráticos que quien consiga mayoría absoluta en las urnas, o sea capaz de acordar con otras formaciones una mayoría necesaria, tenga la tarea de gestionar. Existen países donde incluso gobierna la tercera fuerza. Y a nadie se le ocurre hablar de gobierno ilegítimo, ni de que está intervenido por sus socios.

Pero la propuesta popular, que nada dice de la aspiración ciudadana de listas abiertas, encierra un importante mensaje que debemos tener en cuenta. Supone un acto de rendición. El de sentirse incapaces de negociar y alcanzar acuerdos para lograr mayorías y así poder gobernar, sean ayuntamientos o comunidades. Es un reconocimiento en toda regla a la incapacidad negociadora, y una renuncia al talante pactista y a alcanzar alianzas. Significa sustituir la negociación por órdenes. De ahí que haya que tomarlo como lo que realmente es. Un documento para decirnos que no nos ilusionemos porque eso de negociar y pactar con otras fuerzas no está en el horizonte. Así de simple.